Rizosfera y Rizoplano: efecto y función 5ta Parte

La rizosfera, considerada como el ecosistema terrestre más grande, es la parte del suelo próxima a las raíces de la planta que se extiende concretamente entre 1.0 y 3.0 mm desde la superficie de las raíces al interior del suelo. En esta región edáfica, las raíces de las plantas interactúan con el suelo y sus microorganismos, lo que en consecuencia reporta beneficios para las plantas y mejora la fertilidad del suelo.

La comunidad científica identifica 3 partes que constituyen la rizosfera:

  • La endorizosfera o rizosfera interna, que comprende la corteza de la raíz (tejido entre la endodermis y la epidermis), colonizada por microorganismos.
  • El rizoplano, formado por la superficie de la raíz y los microorganismos que hay en ella.
  • La ectorizosfera, exorrizosfera, suelo rizosférico o rizosfera externa, es la parte del suelo que está en estrecho contacto con la superficie de las raíces de las plantas.

La funcionalidad de estas regiones está influenciada por factores como: tipo de suelo, humedad del suelo, pH, temperatura, edad de la planta, estado metabólico de la planta, humedad relativa, insumos agronómicos tales como fertilizantes, agentes humectantes y pesticidas.

La interacción entre los microorganismos y las raíces de las plantas dentro de estas regiones es una actividad asociativa mutuamente benéfica.

Contribuciones de la Planta

Exudados de las raíces: las paredes epidérmicas externas de las células que forman los pelos radiculares vivos, están cubiertas de mucílago y cutícula (película protectora). Los compuestos orgánicos e inorgánicos acumulados en el citoplasma de las células de la raíz son excretados. Estas secreciones pueden ser compuestos destinados a proporcionar una defensa directa a las plantas contra los patógenos o también nutrientes para los microorganismos benéficos cuando están en forma de carbohidratos, azúcares solubles en agua, ácidos orgánicos, vitaminas y minerales, aminoácidos, hormonas, aminas, fenoles y ésteres de fosfato de azúcar. En conjunto, apoyan y promueven las interacciones microbianas directas de las plantas. Las raíces de las plantas presentan un aumento en su exudación cuando están en presencia de microorganismos.

Tejidos orgánicos: al igual que ocurre con la piel humana, los pelos de las raíces continuamente están desprendiéndose al suelo, lo que proporciona a los microorganismos una base alimentaria adicional de la que obtienen energía.

La excreción y desprendimiento de estos materiales por parte de las plantas en la rizosfera es lo que permite que los microorganismos colonicen tales regiones.

Contribución de los Microorganismos Benéficos

Defensa: los microorganismos de la rizosfera pueden ser benéficos, dañinos y neutrales para las plantas. Sin embargo, existe un intenso campo de batalla, a manera de una actividad competitiva entre todos ellos, en la que cada uno responde de manera diferente a los exudados de las raíces.

Como resultado, las plantas han desarrollado mecanismos simbióticos con microorganismos benéficos que promueven su defensa. Por ejemplo, para interactuar con éxito con el tejido de la planta, un patógeno de la raíz tendrá que enfrentar exitosamente a los hongos simbióticos de dicha planta, que se encuentran en la rizosfera y el rizoplano. Los hongos simbióticos reconocerán este ataque, mostrarán antagonismo con el patógeno y frenarán su avance en beneficio tanto de sí mismos como de la planta.

Alternativamente, en respuesta a los patógenos, las bacterias asociadas a las plantas pueden inducir la activación de las defensas de éstas, un sistema denominado Resistencia Sistémica Inducida (ISR), diferente a la Resistencia Sistémica Adquirida (SAR), que es propiciada por patógenos.

Promoción del crecimiento de las plantas: los microorganismos catalizan reacciones que forman ácidos orgánicos, qué a su vez, solubilizan los nutrientes inorgánicos a formas disponibles para las plantas. También producen sustancias estimulantes del crecimiento y liberan elementos que están inmovilizados (como el Fósforo), a través del proceso de mineralización. Asimismo, reducen la toxicidad de elementos como el Azufre.

Además, las bacterias asociadas a las plantas pueden producir fitohormonas y reguladores de crecimiento, que comprenden a las citoquininas, giberelinas y auxinas, como el ácido indol-3-acético. Estas sustancias están involucradas en la iniciación de las raíces, la división celular y la expansión celular. El efecto de ésta activación en las plantas puede ser directo, mediante la promoción de su crecimiento, o bien indirecto, por tener una mayor disponibilidad de agua y nutrientes gracias a un mejor sistema de raíces.

Rizosfera y Rizoplano: efecto y función

La rizosfera, considerada como el ecosistema terrestre más grande, es la parte del suelo próxima a las raíces de la planta que se extiende concretamente entre 1.0 y 3.0 mm desde la superficie de las raíces al interior del suelo. En esta región edáfica, las raíces de las plantas interactúan con el suelo y sus microorganismos, lo que en consecuencia reporta beneficios para las plantas y mejora la fertilidad del suelo.

La comunidad científica identifica 3 partes que constituyen la rizosfera:

  • La endorizosfera o rizosfera interna, que comprende la corteza de la raíz (tejido entre la endodermis y la epidermis), colonizada por microorganismos.
  • El rizoplano, formado por la superficie de la raíz y los microorganismos que hay en ella.
  • La ectorizosfera, exorrizosfera, suelo rizosférico o rizosfera externa, es la parte del suelo que está en estrecho contacto con la superficie de las raíces de las plantas.

La funcionalidad de estas regiones está influenciada por factores como: tipo de suelo, humedad del suelo, pH, temperatura, edad de la planta, estado metabólico de la planta, humedad relativa, insumos agronómicos tales como fertilizantes, agentes humectantes y pesticidas.

La interacción entre los microorganismos y las raíces de las plantas dentro de estas regiones es una actividad asociativa mutuamente benéfica.

Contribuciones de la Planta

Exudados de las raíces: las paredes epidérmicas externas de las células que forman los pelos radiculares vivos, están cubiertas de mucílago y cutícula (película protectora). Los compuestos orgánicos e inorgánicos acumulados en el citoplasma de las células de la raíz son excretados. Estas secreciones pueden ser compuestos destinados a proporcionar una defensa directa a las plantas contra los patógenos o también nutrientes para los microorganismos benéficos cuando están en forma de carbohidratos, azúcares solubles en agua, ácidos orgánicos, vitaminas y minerales, aminoácidos, hormonas, aminas, fenoles y ésteres de fosfato de azúcar. En conjunto, apoyan y promueven las interacciones microbianas directas de las plantas. Las raíces de las plantas presentan un aumento en su exudación cuando están en presencia de microorganismos.

Tejidos orgánicos: al igual que ocurre con la piel humana, los pelos de las raíces continuamente están desprendiéndose al suelo, lo que proporciona a los microorganismos una base alimentaria adicional de la que obtienen energía.

La excreción y desprendimiento de estos materiales por parte de las plantas en la rizosfera es lo que permite que los microorganismos colonicen tales regiones.

Contribución de los Microorganismos Benéficos

Defensa: los microorganismos de la rizosfera pueden ser benéficos, dañinos y neutrales para las plantas. Sin embargo, existe un intenso campo de batalla, a manera de una actividad competitiva entre todos ellos, en la que cada uno responde de manera diferente a los exudados de las raíces.

Como resultado, las plantas han desarrollado mecanismos simbióticos con microorganismos benéficos que promueven su defensa. Por ejemplo, para interactuar con éxito con el tejido de la planta, un patógeno de la raíz tendrá que enfrentar exitosamente a los hongos simbióticos de dicha planta, que se encuentran en la rizosfera y el rizoplano. Los hongos simbióticos reconocerán este ataque, mostrarán antagonismo con el patógeno y frenarán su avance en beneficio tanto de sí mismos como de la planta.

Alternativamente, en respuesta a los patógenos, las bacterias asociadas a las plantas pueden inducir la activación de las defensas de éstas, un sistema denominado Resistencia Sistémica Inducida (ISR), diferente a la Resistencia Sistémica Adquirida (SAR), que es propiciada por patógenos.

Promoción del crecimiento de las plantas: los microorganismos catalizan reacciones que forman ácidos orgánicos, qué a su vez, solubilizan los nutrientes inorgánicos a formas disponibles para las plantas. También producen sustancias estimulantes del crecimiento y liberan elementos que están inmovilizados (como el Fósforo), a través del proceso de mineralización. Asimismo, reducen la toxicidad de elementos como el Azufre.

Además, las bacterias asociadas a las plantas pueden producir fitohormonas y reguladores de crecimiento, que comprenden a las citoquininas, giberelinas y auxinas, como el ácido indol-3-acético. Estas sustancias están involucradas en la iniciación de las raíces, la división celular y la expansión celular. El efecto de ésta activación en las plantas puede ser directo, mediante la promoción de su crecimiento, o bien indirecto, por tener una mayor disponibilidad de agua y nutrientes gracias a un mejor sistema de raíces.

Referencias:

Grundy, J. (18 de Agosto de 2017). The life in your soil. Obtenido de PitchCare.com: https://www.pitchcare.com/news-media/the-life-in-your-soil.html

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s