LA VIDA EN EL SUELO 1era Parte

Las plantas han desarrollado una serie de relaciones de dependencia mutua con organismos microscópicos que habitan el suelo. Estos organismos se denominan microorganismos y el campo de estudio que busca comprenderlos es la microbiología (Grundy, 2017). En su mayor parte son heterótrofos, lo que significa que dependen de otros organismos orgánicos vivos o muertos para su supervivencia y multiplicación. Se encuentra en una gran diversidad tanto en cantidad como en tipos, en el suelo. En muestras tomadas a solo unos centímetros de separación de profundidad, existen diferencias considerables en los diferentes tipos de organismos que habitan.

Los hábitats ecológicos del suelo son sistemas complejos, dinámicos, interrelacionados y codependientes. En consecuencia, la densidad de población y la distribución de los microorganismos dentro de un suelo se encuentra en un estado de cambio constante.

Los microorganismos del suelo colonizan más densamente ciertas regiones dentro de éste y se ha demostrado que afectan sustancialmente la salud, el crecimiento y el manejo de enfermedades de las plantas.

Las formas dominantes de microorganismos en el suelo son:

BACTERIAS:

Son los microorganismos más abundantes en el suelo, son unicelulares y tienen tres formas características: redonda o esférica, forma de varilla, en espiral (cadenas largas onduladas).

Las bacterias del suelo se pueden dividir en:

Autóctonas: Bacterias nativas, cuya población está distribuida uniformemente y es relativamente constante por todo el suelo. Obtienen su alimento de la materia orgánica del suelo nativo, por ejemplo, Arthrobacter spp.

Zimógenas: Bacterias que requieren una fuente externa de energía cuya población es menor en el suelo que la de las bacterias autóctonas. La población de bacterias zimógenas fluctúa y aumentará cuando se introduzca una fuente de energía externa en el suelo. Ejemplos de estas bacterias son:  Pseudomonas spp. Y Bacillus spp.

Las bacterias también se clasifican en términos de cómo obtienen su nutrición y energía (particularmente a partir del Carbono y el Nitrógeno). Así tenemos que son:

Autótrofas: Bacterias que sintetizan alimento a partir de nutrientes inorgánicos simples y utilizan dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera como su fuente de Carbono. Los nutrientes se sintetizan a partir de la luz solar, en cuyo caso se denominan fotoautótrofas como Chromatrium spp., o bien por la oxidación de una molécula inorgánica como el Nitrato (NO3) que se crea a partir del Nitrito (NO2) cuando es oxidado por Nitrobacter spp.

Este proceso en el que las bacterias metabolizan y posteriormente fijan el Nitrógeno es una parte clave del proceso de Nitrificación dentro del ciclo más amplio del Nitrógeno.

Heterótrofas: Es la forma predominante de bacterias dentro de un suelo, obtienen su Carbono a partir del consumo de sustancias orgánicas complejas, como material vegetal en descomposición y otros microorganismos y obtienen su Nitrógeno a partir del consumo de compuestos nitrogenados orgánicos como las proteínas.

Las bacterias heterótrofas son las consumidoras dentro del ecosistema del suelo, degradando sustancias orgánicas complejas en sus formas constituyentes más simples.

Actinomicetos: Un tipo de bacteria que tiene similitudes con los hongos. Es decir, al igual que las bacterias son organismos unicelulares y, al igual que los hongos, producen micelio.

Descomponen los elementos más resistentes de los materiales orgánicos de desecho (como la celulosa, los polisacáridos, las grasas proteicas y los ácidos orgánicos), una vez que estos han sido degradados inicialmente por bacterias y hongos. Son los responsables de los pigmentos oscuros del humus y del olor a humedad terroso que desprende el suelo recién cultivado.

HONGOS

Están presentes en los suelos como micelio ramificado, rizomorfos y esporas de estructura paralela. Los hongos se encuentran en una amplia gama de poblaciones. Estos organismos requieren un aporte adecuado de oxígeno y materia orgánica, y su pH óptimo de desarrollo es de 4.5 a 6.5.

Desempeñan un papel muy importante en la descomposición de materiales orgánicas como la celulosa, la pectina, la lignina y el almidón. También en la formación inicial de humus y en la agregación de partículas de suelo, lo que contribuye a mejorar la estructura del mismo.

Algunos hongos del suelo forman una asociación simbiótica mutuamente benéfica (mutualista) con las raíces de las plantas superiores. Esta asociación simbiótica se conoce como asociación micorrízica. En ella, los hongos benefician a la planta al movilizar los nutrientes que se encuentran bloqueados en el suelo, en particular el Fósforo y el Fierro, que de otro modo serían de difícil acceso para las plantas y a cambio, la planta proporciona a los hongos un suministro relativamente constante de carbohidratos y azúcares como glucosa y sacarosa.

Las plantas que forman relaciones micorrízicas adquieren una mayor resistencia a plagas y enfermedades, a través de diversos mecanismos de señalización, y son más resistentes a la sequía, debido a una mejor absorción y transporte de agua a causa de la producción de osmolitos, que son compuestos orgánicos que reducen el potencial osmótico.

Las plantas asociadas a micorrizas también muestran una mayor tolerancia a la toxicidad por presencia de metales pesados, ​​debido a la amortiguación que generan los hongos.

En conjunto, estos factores dan como resultado aumentos observables en el crecimiento, desarrollo y sanidad de las plantas.

Referencias:

Grundy, J. (18 de Agosto de 2017). The life in your soil. Obtenido de PitchCare.com: https://www.pitchcare.com/news-media/the-life-in-your-soil.html

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