MÉXICO Y SUS POLINIZADORES: CRÓNICA DE UNA CRISIS ANUNCIADA (MORA CARRERA, 2017) 2da Parte

En 2011 se produjo un total de 39 millones de toneladas entre productos agrícolas provenientes de cultivos dependientes y no-dependientes de polinizadores, tomando en cuenta únicamente los productos mostrados en el cuadro 1 (ver la primera parte de este artículo). De esa producción total, la fracción que se exportó generó una ganancia de poco más de 2,500 millones de dólares. De esta ganancia, el 77% provino de cultivos que dependen en gran medida de los polinizadores, principalmente de las abejas. Esto concuerda con lo que Ashworth y sus colegas habían señalado desde 2009; que a pesar de que es mucho mayor la producción proveniente de cultivos que no dependen de los polinizadores (como el trigo, el maíz y la cebada, que son polinizados por el viento), los productos que sí dependen de los polinizadores generan más ganancias económicas. 

Para determinar si en México se han reducido los rendimientos, como se esperaría en caso de haber una diminución en las poblaciones de polinizadores, se analizó el comportamiento de los rendimientos de varios productos dependientes y no-dependientes de polinizadores. Para esto, se obtuvieron los datos del rendimiento anual de varios cultivos en México, de 1961 a 2011. Estos datos se encuentran disponibles en la base de datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Los cultivos seleccionados fueron los de sandía, pepino, calabaza, manzana, mango, aguacate y cacao (que dependen completa o casi completamente de los polinizadores) y los de jitomate, papaya, limón, trigo, maíz y cebada (que dependen poco o nada de los polinizadores). La clasificación entre cultivos dependientes y no-dependientes de los polinizadores se basa una revisión hecha por Alexandra Klein y sus colaboradores en 2007. Los resultados de este análisis muestran que, en promedio, el rendimiento anual de los cultivos que dependen de los polinizadores ha aumentado 0.017% por año, mientras que el de los cultivos no dependientes ha aumentado 0.036% por año. Esto sugiere que, a pesar de que los rendimientos de ambos tipos de cultivo están aumentando anualmente, este incremento es casi dos veces mayor en el caso de los cultivos que no dependen de los polinizadores. Un caso distinto es el del rendimiento de los cultivos de vainilla, que es una de las especias más caras del mundo y depende en gran medida de los polinizadores; en este caso, sus rendimientos fueron más altos que los de los cultivos no dependientes. Esto podría deberse a que, en algunos centros de cultivo controlados, la vainilla se poliniza de manera manual para obtener la vaina. El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) señaló en 2011 que este tipo de polinización manual requiere una gran cantidad de mano de obra, entre 300 a 600 jornaleros por hectárea.

Aunque el efecto en la disminución del rendimiento de los cultivos que dependen de polinizadores, en comparación con los no dependientes, concuerda con lo esperado bajo un escenario de reducción en poblaciones de polinizadores, todavía no se cuenta con información suficiente para asegurar si esta reducción se debe a la pérdida de las poblaciones naturales de los polinizadores a través del tiempo. Es decir, este efecto se podría deber a que las plantas no dependientes de polinizadores son anuales, o incluso pueden tener varias generaciones en un año, como el maíz y el trigo, que permiten procesos de mejora de las semillas. En cambio, plantas como los árboles que producen el aguacate o la manzana tienen ciclos de vida muy largos que dificultan los procesos de mejoramiento genético. Por otro lado, se podría observar un efecto similar si las especies que dependen de los polinizadores fueran más susceptibles a nuevas plagas y enfermedades como la moniliasis del cacao, que es causada por hongos que atacan directamente a los frutos. Por esta razón es importante comenzar a monitorear las poblaciones de polinizadores, tanto nativos como introducidos, para poder determinar si se esto se relaciona con la diminución en el rendimiento de los cultivos.

Con este breve análisis no se puede determinar con certeza estadística si la falta de polinizadores tiene o no un efecto en la reducción del rendimiento agrícola de nuestro país, pero es importante considerar que, al reducirse el rendimiento por hectárea, en algún momento podría ser necesario aumentar la superficie cultivada para mantener la misma capacidad de producción en los cultivos que dependen de la polinización. Esto último sería un problema grave, ya que reduciría aún más los hábitats naturales que sirven como reservorio de la biodiversidad, de la que también forman parte los polinizadores silvestres.

Los de casa siempre ganan (y otras soluciones para la polinización agrícola)

En Estados Unidos la renta de colonias de polinizadores ha surgido como una alternativa para solucionar el problema de la pérdida de polinizadores. Los apicultores llevan en camiones las colmenas para que sus abejas lleven a cabo la polinización en campos agrícolas. Sin embargo, en 2013, Garibaldi y colaboradores encontraron que la polinización que realizan los insectos nativos o silvestres aumenta mucho más los rendimientos y la producción agrícola, en comparación con la polinización por abejas no-nativas o introducidas como lo son las abejas europeas (Apis mellifera). Más aún, estos autores sugieren que el uso del servicio ecosistémico de abejas comerciales no compensa, sino que sólo complementa el servicio realizado por especies silvestres nativas. Estos autores revisaron diferentes prácticas que han demostrado incrementar el rendimiento de los cultivos por medio del uso de polinizadores nativos. Estas prácticas incluyen actividades como proveer recursos para que los polinizadores puedan anidar, la práctica de siembra de plantas que atraigan insectos hacia las orillas de los cultivos y la de conservar los hábitats naturales cercanos (todas ellas se realizan fuera del área de cultivo). Dentro del cultivo, se podría disminuir el uso de pesticidas sintéticos, por ejemplo, aquellos que contengan neonicotinoides, los cuales han demostrado incrementar la mortalidad de las abejas, lo que incluso ha llevado a los europeos a prohibir su uso. Además, se pueden utilizar métodos de cultivo agroforestales en donde el cultivo crece rodeado de vegetación nativa, lo que permite preservar la diversidad de insectos nativos asociados.

 A pesar de la gravedad de este problema, y de las diversas soluciones que se han propuesto para revertir la pérdida de biodiversidad en los cultivos, son aún pocas las investigaciones en nuestro país que hacen evidente la crisis a la que podemos enfrentarnos en el futuro. Esto es sólo es un atisbo de lo que podría implicar. Una prueba de lo poco que sabemos es el trabajo de Steward y colaboradores, quienes encuentran que tan sólo el 11% de los trabajos científicos relacionados con polinización y control biológico en agro-sistemas, a nivel mundial, se han hecho en países en desarrollo (como México). Y más preocupante aún es que la mayoría de estos trabajos están relacionados con cultivos de café, el cual, a pesar de su gran importancia comercial, no sirve como alimento para el ser humano.

En otras palabras, no sabemos mucho acerca de cómo la crisis de biodiversidad afecta a aquellos cultivos de los cuales depende la alimentación de los habitantes de nuestro país. Por lo que resulta indispensable dirigir esfuerzos para poder entender cómo la pérdida de diversidad biológica, como en el caso de la “Crisis de los Polinizadores”, puede poner en riesgo no solamente la economía, sino el futuro de nuestra alimentación.

Referencias:

Mora Carrera, E. (Diciembre de 2017). México y sus polinizadores: crónica de una crisis anunciada. Oikos(19), 19-24

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