En los últimos años se ha observado una enorme disminución de la diversidad biológica a escala mundial. Esta pérdida es ocasionada en gran medida por la alteración de los hábitats, principalmente por el cambio de uso de los suelos (para la agricultura y ganadería), y por los efectos del cambio climático. Este fenómeno es más visible y estudiado en las especies más grandes, como los mamíferos y las aves. Sin embargo, la actividad agrícola intensifica esta pérdida de biodiversidad en otro grupo de animales menos estudiado: los insectos.
La agricultura acentúa esta crisis en la diversidad de insectos debido a la gran cantidad de agroquímicos que se utilizan en
el campo, principalmente en forma de insecticidas. Los insecticidas no sólo eliminan a las plagas, sino también a insectos que son benéficos para los cultivos. Entre los principalmente afectados están los polinizadores, que son los animales que promueven la formación de frutos al transportar el polen de la parte masculina a la parte femenina de una flor.
La disminución en el número de poblaciones y de especies de polinizadores a nivel mundial ha generado una creciente preocupación, ya que al haber menos polinizadores se prevé que las plantas que dependen de estos insectos produzcan menos frutos. Esta disminución de polinizadores, principalmente de las abejas silvestres y de la abeja domesticada (Apis mellifera), ha sido estudiada a detalle en Europa y Norteamérica, e incluso ha llegado a conocerse como “la crisis de los polinizadores”. Esta crisis puede ocasionar un grave problema ecológico, ya que disminuye la producción de semillas y esto a su vez ocasiona la reducción de las poblaciones de plantas que dependen de los polinizadores. Esta reducción podría tener un efecto drástico en la producción de alimentos.
Como sabemos, la agricultura es fundamental para todos nosotros, ya que es la principal (y, en algunos casos, la única) fuente de producción de alimento para los miles de millones de personas que habitamos el planeta. En el caso particular de México, nos provee de los ricos aguacates que utilizamos para acompañar una buena torta, de la sandía que comemos en el verano y del cacao con el que se produce el chocolate que millones de personas disfrutan alrededor del mundo. Para producir todo esto, la agricultura depende en gran medida de los servicios que proveen los diversos participantes de un ecosistema. Uno de estos servicios es la polinización, la cual promueve la formación de frutos y semillas. Es por esta razón que los polinizadores juegan un papel importantísimo en relación con la economía de nuestro planeta. Así pues, es indispensable identificar la forma en que la pérdida o reducción de las poblaciones de polinizadores afecta actualmente a los ecosistemas y también a las actividades económicas que dependen de ellos. Esto nos va a permitir tomar medidas que ayuden a resolver tanto las problemáticas actuales como las que se avecinan.
Considerando que las poblaciones de polinizadores han disminuido, en 2009, Marcelo Aizen y sus colaboradores encontraron que los cultivos que no dependen, o que dependen poco de los polinizadores, tienen un mayor incremento anual en su rendimiento en comparación con los cultivos que dependen en gran medida de los polinizadores. Ellos reportan que la disminución en el rendimiento anual de los cultivos que dependen de los polinizadores se relaciona con un incremento en el área cultivada de los mismos. En otras palabras, para compensar la reducción del rendimiento en estos cultivos, se siembran en una mayor superficie. Ashworth sugiere que este impacto negativo en el rendimiento de los cultivos podría ser más fuerte en los países en desarrollo. Esto se debe a que los países no desarrollados, no cuentan con la infraestructura económica necesaria para poder suplir el servicio ecosistémico de los polinizadores (como lo hacen los países más desarrollados) mediante métodos comerciales como la renta de colonias de polinizadores.
La riqueza que les debemos a los polinizadores
En el caso de México, del total de las 316 especies de plantas que se cultivan en el país, cerca de 145 dependen (en cierta medida) de los polinizadores para producir los frutos y semillas que después se consumen. Sin embargo, aún no hay información con respecto al nivel de dependencia de más de 60 especies.
Según el INEGI, muchos de los productos agrícolas que más se producen y que generan grandes beneficios económicos se obtienen gracias a la polinización. En el siguiente cuadro (Cuadro 1) se puede ver el nivel de dependencia de polinizadores de algunos de los productos que se producen en mayor cantidad (toneladas) o que generan una ganancia económica importante para nuestro país a través de la exportación. Cabe destacar que varios de los productos mencionados en esta tabla son originarios de México o se han cultivado en el país desde tiempos prehispánicos; entre ellos están el maíz, el frijol, la vainilla, el jitomate, la calabaza, el aguacate y el cacao.

Referencia:
Mora Carrera, E. (Diciembre de 2017). México y sus polinizadores: crónica de una crisis anunciada. Oikos(19), 19-24