(Álvarez-Yépiz & Martínez-Yrízar, 2015)
Los modelos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), pronostican que los eventos extremos del clima como los huracanes de alta intensidad, las sequías prolongadas y las heladas severas se presentarán con mayor frecuencia en diversas regiones del mundo. No todos los eventos climáticos son extremos. Un evento climático es extremo porque ocurre rara vez con una intensidad inusual o excesiva, y por lo tanto ocasiona una respuesta también exagerada del socio-ecosistema* donde incide.
*Un socio-ecosistema se puede definir como un sistema ecológico que incluye a las poblaciones humanas locales interactuando con su entorno.
Los eventos climáticos extremos que se han presentado con mayor frecuencia en las últimas décadas son los huracanes de alta intensidad, que pueden afectar directamente a los asentamientos humanos debido porque pueden provocar inundaciones severas y daños por el impacto del viento. Asimismo, pueden afectar a los ecosistemas naturales debido a que se modifican los cauces de los ríos o se producen deslaves.
También son eventos climáticos extremos las sequías prolongadas y las heladas severas, cuyos efectos dependen de la exposición y vulnerabilidad — social y ambiental — de la región geográfica donde ocurren.
En el caso de las sequías, éstas tienen un impacto directo en las actividades económicas productivas como la ganadería y la agricultura y, debido a la pérdida de biomasa, se altera gradualmente la productividad del ecosistema. De esta manera, disminuye el valor económico de las tierras y propicia el abandono del campo y la migración hacia las ciudades. Se ha observado que cuando hay sequías, los árboles son más vulnerables al ataque de insectos, en particular a los escarabajos descortezadores, que les pueden causar la muerte. Es así como estos insectos que infestan a los árboles debilitados por la sequía han causado la pérdida de grandes extensiones de bosques templados en México y los Estados Unidos.
Las heladas extremas también pueden causar mortandad de plantas en los campos agrícolas y en los bosques, efecto que es evidente inmediatamente después de la helada por la presencia de numerosos árboles muertos.
La acumulación de material vegetal muerto que incluye gran cantidad de troncos, ramas, varas y hojas debido al efecto de huracanes, sequías y heladas, aumenta el riesgo de incendios forestales severos y con ello la liberación de dióxido de carbono a la atmosfera, el cual es uno de los gases de efecto invernadero más importantes (GEI)).
Además del impacto a la infraestructura y pérdidas monetarias cuantiosas asociados a los eventos climáticos extremos como los huracanes de alta intensidad, la afectación a los ecosistemas naturales también representa un reto para el desarrollo y mantenimiento de numerosas actividades económicas que dependen directamente de ellos, lo que deteriora el bienestar económico y social (Figura 1). Por ejemplo, la extensa muerte de árboles por efecto de estos eventos disminuye significativamente la provisión de madera y otros recursos forestales de alto valor comercial, como resinas, ceras y miel, impactando la economía local y regional en el corto y mediano plazo.
Los ecosistemas han evolucionado bajo condiciones de alta variabilidad ambiental y las especies cuentan con mecanismos ecológicos y fisiológicos adaptativos que les permiten responder a esta variabilidad ambiental. Sin embargo, es indudable que la deforestación y en general el cambio de uso de suelo han acentuado la vulnerabilidad de los socio-ecosistemas a eventos climáticos extremos y disminuido su resiliencia, es decir, su capacidad de regresar al estado previo al disturbio. De la misma manera, es evidente que la mala planeación urbana ha incrementado la vulnerabilidad social ante este tipo de eventos climáticos, especialmente en zonas marginadas que son generalmente las más afectadas.
Existen muy pocos estudios sobre el efecto de los eventos climáticos extremos en México, especialmente los que usan un enfoque integral y de largo plazo. Estos estudios son necesarios para detectar si un evento climático es extremo o no, y analizar con mayor precisión cuáles son los riesgos que se derivan de él, tanto para los ecosistemas como para la sociedad. También se requieren para aportar información relevante para el diseño de mejores políticas públicas de planeación urbana y manejo de ecosistemas.
Figura 1. Diagrama conceptual simplificado de cómo interactúan los eventos climáticos con los socio-ecosistemas. Los servicios ecosistémicos conectan a la sociedad con su entorno biofísico (modificado de Collins et al. 2011)

Bibliografía:
Álvarez-Yépiz, J. C., & Martínez-Yrízar, A. (2015). Huracanes, sequías y heladas: eventos climáticos. Oikos(15), 6-11.