(Álvarez-Yépiz & Martínez-Yrízar, 2015)
A continuación, se presentan algunos estudios de caso sobre el impacto de estos 3 tipos de eventos extremos en México.
HURACANES
En las últimas décadas, la frecuencia de los huracanes en México ha aumentado significativamente según lo explica Ernesto Jáuregui en su artículo en la revista Atmósfera.
Peter J. Webster y colaboradores, en un artículo en la revista Science, explican que también se ha incrementado el poder destructivo de los huracanes, como lo demuestra el aumento reciente en el porcentaje de huracanes de alta intensidad de categoría 4 y 5 en la escala de vientos de Saffir/Simpson. Este incremento en los huracanes se ha relacionado con cambios en la temperatura superficial de los mares tropicales.
En el artículo “Tropical Cyclones of the Eastern North Pacific Basin 1949-2006”, Eric S. Blake y su equipo muestran que de 1949 a 2006, 71 huracanes impactaron tierra por la costa del Pacífico mexicano, 30 de los cuales lo hicieron entre Jalisco y Oaxaca. La mayoría fueron huracanes de categoría 1 o 2; el más extremo fue el llamado Huracán 12 que en octubre de 1959 alcanzó la categoría 5. Este huracán entró por la costa de Manzanillo, Colima, causando la muerte de 1,500 personas y graves daños a la infraestructura de la región.
A la costa de Jalisco han entrado siete huracanes desde 1949. En octubre de 2011 el Huracán Jova, categoría 2, con vientos sostenidos de 150-180 kilómetros por hora y alta precipitación, impactó duramente la región de Chamela-Cuixmala, ocasionando severos daños a los pobladores, a sus cultivos y a los ecosistemas. Los huracanes son infrecuentes en esta región del país ya que, desde los años sesenta, antes del Huracán Jova sólo cuatro huracanes se habían presentado en la costa de Jalisco. Curiosamente, cuatro años después, en octubre de 2015 el Huracán Patricia de categoría 5 tocó tierra en esta misma costa y aunque perdió intensidad rápidamente, sus efectos inmediatos visibles por los fuertes vientos fueron al parecer aún más severos que Jova. Miembros del Sitio Chamela de la Red Mex-Lter, un grupo de investigación interdisciplinaria con un enfoque de largo plazo, trabajó en la evaluación de los daños al socio-ecosistema de la región Chamela-Cuixmala comparando los efectos de estos dos huracanes de diferente intensidad.
Los estudios ecológicos que se iniciaron hace más de 30 años muestran que Jova fue un evento climático extremo para algunos componentes del ecosistema que respondieron de manera también extrema. Por ejemplo, en el bosque tropical seco de Chamela, encontramos que el efecto combinado de viento y agua del huracán derrumbó numerosos árboles y cayeron muchas de las hojas de los árboles y arbustos que se mantuvieron en pie. La defoliación por el paso de Jova fue excepcional, ya que se triplicó la caída de hojarasca que normalmente es muy baja en el mes de octubre, y se estimó que los efectos del Huracán Patricia en la hojarasca fueron mayores.
La caída de hojarasca es un proceso biológico clave del ecosistema porque es la principal vía de entrada de energía y nutrientes al suelo, y es una medida de la productividad primaria, es decir indica cuánto tejido vegetal se produce gracias a la fotosíntesis. Sin embargo, las hojas y ramas que cayeron a consecuencia del huracán Jova fueron arrastradas hacia los principales arroyos por las intensas corrientes de agua superficiales, alterando sensiblemente el ciclo de nutrientes del bosque. El ejemplo de la cuantificación de los efectos del huracán Jova en Chamela, demuestra la importancia de los estudios de respuesta de los ecosistemas a eventos climáticos extremos como pueden llegar a ser los huracanes.

SEQUIAS
Los diferentes modelos de cambio climático también predicen que, en regiones áridas como el noreste de México, las sequías serán más intensas y prolongadas.
Se ha observado que los individuos jóvenes y adultos de plantas leñosas de larga vida como los juníperos y muchas especies de los desiertos, enfrentan los eventos extremos de sequía con diversas estrategias; por ejemplo, sus hojas se marchitan, pierden el follaje totalmente o mueren algunas ramas. Esta última estrategia es un fenómeno común en muchas especies, que se caracteriza porque las puntas de las ramas terminales empiezan a morir progresiva y gradualmente hacia la base, sin comprometer la supervivencia total de la planta.
En 2013 Víctor M. Anguiano Millán realizó estudios experimentales en invernadero con plántulas de cuatro especies de palo verde, árboles comunes del desierto Sonorense del género Parkinsonia, de la familia de las leguminosas. Sus experimentos muestran que las hojas comienzan a marchitarse a los cinco días de que se suspende el riego, y que en tan sólo 30 días las plántulas de todas las especies tiran todo su follaje. La mortalidad en algunas especies inició después de los 20 días, mientras que en otras hasta casi los 40 días después de la suspensión del riego. Anguiano Millán observó que la muerte parcial y/o total de las plántulas depende de la resistencia de cada especie a la sequía. De acuerdo con estos resultados pudo identificar a las especies de Parkinsonia que tendrían más posibilidades de sobrevivir en un clima más seco.
Por lo tanto, si aumenta la frecuencia de los eventos extremos de sequía en el noroeste de México, es posible que la distribución y abundancia de especies nativas como el palo verde cambie drásticamente en un futuro. Una mayor sequía promovería aún más la expansión de especies exóticas e invasoras resistentes a la falta de agua, como el zacate buffel. El cambio en la composición de especies nativas por invasoras ya comenzó a tener consecuencias negativas en la diversidad, estructura y productividad actual del Desierto Sonorense. Por ejemplo, ahora es posible distinguir porciones de desierto donde la especie dominante es el zacate buffel. Este zacate con hojas altamente inflamables promueve la proliferación de incendios y una menor abundancia de cactáceas columnares y arbustos del matorral que no están adaptados al fuego.
Bibliografía: Álvarez-Yépiz, J. C., & Martínez-Yrízar, A. (2015). Huracanes, sequías y heladas: eventos climáticos. Oikos(15), 6-11.
