Muchos agricultores tienen la capacidad de generar niveles altos de Carbono soluble en el suelo, pero sistématicamente están perdiéndolo debido a la forma en que manejan el Nitrógeno. Es decir, continuamente están destruyendo todo el Carbono soluble con las aplicaciones de Nitrógeno.
Ahora bien, cuando alcanzamos una eficiencia fotosintética superior al 60% en el cultivo, cambia la forma en que los azúcares y los carbohidratos se mueven en el interior de la planta, tanto hacia los diferentes sitios de demanda como en las raíces, y esto nos da plantas realmente saludables.
Por otra parte, sabemos qué si tenemos plantas realmente sanas, el 50% del total de la producción de carbohidratos y del total de la producción de azúcares obtenida a partir de la fotosíntesis, se va a desplazar hacia el sistema de raíces y luego a través de ellas hacia el suelo en forma de exudados. Cabe mencionar que esto no ocurre en un cultivo “normal”, sino solo en un cultivo excepcionalmente sano que está fotosintetizando en forma eficiente, por ello, no es lo que comunmente encontramos cuando hacemos visitas de campo en Iowa, Illinois, por ejemplo. En este sentido, es importante señalar que el hecho de que las plantas estén verdes y bonitas no significa que están fotosintetizando adecuadamente.
La investigación que la doctora Christine Jones ha realizado en Australia, describe cómo el 70% del Carbono total que está presente en los exudados de las raíces, el 50% del Carbono contenido en la biomasa de las raíces y el 30% del Carbono de la biomasa aérea de las plantas, contribuyen a aumentar la materia orgánica del suelo. En otras palabras, ayudan a aumentar las reservas de Carbono en el perfil a largo plazo, y durante este proceso constituyen una fuente de Carbono soluble para la biología del suelo.
A partir de los datos anteriores podemos ver la importancia de la presencia de exudados y de la biomasa de las raíces, ambos tienen un impacto mucho mayor en la biología del suelo que la parte aérea de la planta.
La razón por la que tan solo el 30% de la biomasa de la parte aérea de la planta (ya sea del cultivo comercial o del cultivo de cobertura) contribuye al incremento de la materia organica en el suelo es, en parte, por la pérdida de dicha biomasa en forma de CO2 a la atmosfera como resultado de la oxidación y también, debido a como manejamos el Nitrógeno, particularmente en el caso de los sistemas agrícolas de producción convencional.
Desde la perspectiva de sanidad del suelo, las aplicaciones de Nitrógeno en otoño, son una de las cosas más incongruentes que se pueden hacer. Para ser franco, me sorprendi un poco sobre lo dañinas que son estas aplicaciones de Nitrógeno y durante algún tiempo he tratado hablar del tema utilizando una terminología políticamente correcta, sin embargo, el mensaje parece no estar llegando.
Desde el punto de vista agronómico, las aplicaciones otoñales de Nitrógeno al suelo son de las cosas más contraproducentes que podemos hacer. No tiene ningún sentido aplicar Nitrógeno seis meses antes de que el cultivo lo requiera y darle ese tiempo para que se lixivie, se volatilice y lo más importante, para interactuar con el Carbono que hay en el perfil, degradandolo, oxidandolo y liberandolo a la atmósfera. No entiendo por qué se empezó a hacer esto y menos por qué se sigue haciendo.
Al parecer las aplicaciones otoñales de Nitrogeno se llevan a cabo únicamente por motivos de logística, pues es una época del año en la que no hay muchas actividades por realizar en comparación con la primavera o el verano, temporada en la que si se tienen que efectuar muchas actividades. No obstante, esta no es una razón de peso si consideramos que se podría ahorrar el 40% del costo de la aplicación de Nitrógeno cuando ésta se realiza en primavera o en verano. Vale la pena considerar el ahorro en costos tan solo por la molestia de hacer la aplicación en esta época. En otras palabras, ¿para quién es realmente mejor hacer la aplicación de Nitrógeno en otoño?, ¿para el agricultor o el productor y sus cultivos?, o ¿para quien comercializa el producto que se aplica? El motivo de enfatizar tanto en esta práctica es que, si nos interesa mejorar a la sanidad del suelo, formar materia orgánica y establecer comunidades microbianas en el perfil, para lograrlo necesitamos tener Carbono soluble. Por el contrario, si queremos deshacernos muy rápidamente del Carbono soluble existente en el perfil del suelo, lo más efectivo es aplicar nitrógeno en otoño, particularmente amoníaco anhidro.
Fuente: “How to manage Soil Nitrogen and Carbon Sequestration”
Webinar hosted by AEA. Featuring by John Kempf