Para manejar las aplicaciónes de micronutrientes de manera adecuada, es necesario tenerlos en el estado de oxidación correcto y la biología del suelo tiene la capacidad de convertir los microelementos que se encuentran en el suelo a los diferentes estados de oxidación.
Cuando se consideran las deficiencias de micronutrientes, uno de los aspectos a considerar es la observación visual de la manifestación de dichas deficiencias. Ciertos tipos de mediciones y algunos tipos de análisis de laboratorio no muestran correlación con los resultados obtenidos en campo, por lo que se puede generar confusión. Lo deseable es tener cultivos con una integridad nutricional tal, que nunca las veamos aparecer. Si la deficiencia es tan marcada y severa que se está mostrando visualmente, esto nos indica que ya ha tenido un impacto muy significativo en el potencial de rendimiento del cultivo.
Por otra parte, si bien es cierto que los síntomas que manifiestan los cultivos (incluso las malezas) ante estas deficiencias nutricionales son bastante universales; también existe una varibilidad individual dentro de los diferentes cultivos para algunos de estos indicadores de deficiencias de microelementos y síntomas, es decir, algunos cultivares los muestran de manera diferente a otros.
Ahora bien, al realizar aplicaciones de micronutrientes, es necesario que se encuentren en el estado de oxidación correcto para que la planta tenga un funcionamiento óptimo; esta consideración no aplica en el caso del Boro, Zinc y Molibdeno, pero si para todos los demás microlementos y minerales traza como el Manganeso, Fierro, Cobre, Cobalto, Selenio, Niquel, Vanadio, Rodio y algunos otros.
Algunos de los principales micronutrientes que se manejan en la producción agrícola pueden tener diferentes estados de oxidación, por ejemplo, el Fierro puede ser Fe ++, Fe +++ o Fe ++++. Y cuando están en forma oxidada, algunos se comportan de manera diferente en las poblaciones microbianas del suelo y dentro de las plantas, por ejemplo, las plantas no tienen la capacidad de absorber el Manganeso en forma oxidada, mientras que, en el caso del Fierro, si pueden absorberlo en ésta forma, pero no pueden utilizarlo. Por esta razón, lo ideal para las plantas es que absorban microelementos como el Fierro, Manganeso, Cobre, Cobalto y Selenio, en forma reducida en lugar de en forma oxidada.
¿Cómo se puede tener un producto que esté en forma reducida y que permanezca en ésta forma?
Lo primero sería adquirir los nutrientes en forma reducida, pero, a decir verdad, es difícil obtener un bulto de minerales que estén en ésta forma. Si se consiguen Óxidos (p. ej: Oxido de Fierro), este tipo de fuentes, asi como todas los que tienen indicios de monóxidos, en el mismo nombre nos indican que los nutrientes se encuentran en forma oxidada.
Por lo que respecta a los Sulfatos (Sulfato de Fierro, de Mánganeso o de Cobre), éstos contienen la expresión SO4 en su fórmula química. Es decir que tienen 4 componentes de Oxígeno, lo que significa que generalmente se oxidan, por ello, primero deben ser disociados (en solución) de sus componentes oxidantes, luego ser convertidos a la forma reducida y finalmente ser estabilizados para que permanezcan en dicha forma.
Cuando se trabaja con la bioquímica de las recciones redox, es determinante que los minerales sean convertidos a la forma reducida y luego quelados para que permanezcan en dicha forma. Esto es particularmente relevante para el caso de las aplicaciones foliares y también para aplicaciones que se hacen en banda al momento de la siembra o trasplante. La quelación no es opcional, los micronutrientes deben ser quelados por 2 razones:
1.-Evitar su oxidación en la superficie foliar; digamos por ejemplo se tiene Manganeso reducido en un tanque de aspersión y se va a realizar una aplicación foliar mediante una boquilla. Las pequeñas gotas que caen en la superficie de la hoja se secan ahí, pero mientras esto ocurre, están expuestas al oxígeno del aire, por lo que el Manganeso puede oxidarse muy rápidamente.
2.-La quelación mejorará la absorción de los nutrientes por parte de la planta, lo cual es sumamente importante.
Existen diferentes agentes quelantes, mismos que tienen diferentes efectos. Los mejores agentes quelantes son aquellos que proporcionan movilidad en el floema ya que permiten que los quelatos de micronutrientes se muevan más fácilmente dentro de la planta; se aplican en el follaje y de ahi pueden moverse hacia los frutos o bien hacia las raíces. Esto es muy importante cuando queremos utilizar microelementos para producir resistencia a enfermedades, por ejemplo, se sabe que una abundante presencia de Manganeso en el sistema radical puede proporcionar resistencia a Fusarium. Gracias a este elemento, la planta puede propiciar el encorchamiento de las células para aislarlas y crear así una barrera que evite la propagación de la infección, dondequiera que ésta se haya originado. Si queremos mover el Manganeso de las hojas hacia el sistema de raíces para lograr este efecto protector, necesita ser quelado. Las aplicaciones de Sulfato de Manganeso no darán ningún resultado porque el mineral no está quelado y no se mueve hacia el sistema radical.
Podemos decir que la necesidad de quelación es particularmente crítica para el caso de aplicaciones foliares, pero también para las aplicaciones que se realizan en banda al momento de la siembra y/o trasplante. El único caso en el que la quelación no se considera necesaria es cuando se hacen aplicaciones de enmiendas de suelo. Este tipo de aplicaciones sólo son apropiadas para algunos micronutrientes en ciertas situaciones.
BORO
En lo que respecta a la correlación que existe entre la información proporcionada por los diferentes tipos de análisis de laboratorio sobre este mineral y lo que se observa en campo, encontramos lo siguiente: Los resultados del análisis de suelo generalmente son precisos, los del análisis foliar generalmente son inexactos (la falta de exactitud puede variar dependiendo de la velocidad de crecimiento de la planta), mientras que los del análisis de savia son los más acertados.
Las aplicaciones de Boro como enmienda de suelo son convenientes. Generalmente, lo menos costoso y lo más efectivo es realizar aplicaciones de Boro para todo el ciclo del cultivo con anticipación (a menos que se trate de un clima en el que se tengan lluvias muy abundantes y que éste elemento pueda lixiviarse). Todas las formas de Boro funcionan bien. Este no es uno de los elementos de los que debamos preocuparnos por diferentes estados de oxidación. Diversas marcas comerciales ofrecen el producto “Solubor” (Octoborato de Sodio Tetra Hidratado) con distintos nombres. Este es el producto más soluble y tiene un contenido de Boro de 20.5%. (es el más fácil de disolver y aplicar).
El ácido Bórico es la forma de Boro que las plantas absorben más fácilmente y también es la que más fácilmente produce efectos tóxicos en ellas. Por esta razón, muchos productores y empresas optan por no utilizarlo (existe cierta preocupación acerca de los efectos de toxicidad que se pueden presentar).
Si se desea realizar una aplicación en seco (al voleo), se puede utilizar cualquiera de los productos granulados de Boro al 10%. Sin embargo, para una aplicación tipo enmienda se sugiere rociarlo sobre el suelo en vez de aplicarlo al voleo ya que se obtiene una distribución mucho mejor (más uniforme y equitativa). Se recomienda aplicar aproximadamente 0.56 kg/ha de Boro efectivo por cada 254 mm de precipitación pluvial anual (no se trata de un producto de Boro al 10%). De tal forma que si estamos el Este de EE. UU., donde tenemos aproximadamente 1016 mm de lluvia al año, sabemos que ésta cantidad de lluvia tiene la capacidad de lixiviar alrededor de 2.0 libras (0.97 kg) de Boro del perfil de suelo.
El Boro es un anión como el Nitrógeno y el Azufre y se lixivia con mucha facilidad, hasta que el suelo desarrolla un alto contenido de materia orgánica estable que puede retenerlo gracias a una alta capacidad de intercambio anionico.
Una vez que se tiene ésta gran capacidad de intercambio de aniones, con frecuencia nos damos cuenta de que no es necesario seguir realizando aplicaciones periódicas de Boro. No obstante, mientras no lleguemos a ese punto, es recomendable realizar sistemáticamente una aplicación de Boro tipo enmienda de suelo cada año, y continuar así
hasta que el reporte de análisis de suelo muestre que los niveles de Boro se mantienen de forma estable en el perfil en un valor de 3.0 ppm. A partir de ese momento se detienen las aplicaciones y no se retoman, a menos que, ya sea el análisis de savia o el análisis de suelo, muestren que por alguna razón los niveles de éste elemento están bajando nuevamente.
En un sistema agrícola verdaderamente regenerativo, dichos niveles deben permanecer bastante estables y no deberíamos ver ninguna disminución.
Cuando se hacen aplicaciones foliares de Boro, un aspecto importante que se debe considerar es que existan niveles adecuados de Calcio (particularmente en el caso de cultivos sensibles). Los síntomas de un exceso de Boro son los síntomas de una deficiencia de Calcio.
Cuando por algún motivo se manifiesta un exceso de Boro, simplemente hay que hacer una aplicación foliar de Calcio, y, dependiendo de la gravedad del problema y la tasa de crecimiento de la planta, esto puede revertir los síntomas y resolver la situación. Los síntomas visuales pueden desparecer en un lapso de 48 a 72 horas, a veces un poco más, a veces un poco menos, pero éste es un plazo razonable para esperar que una aplicación de Calcio solucione un síntoma de toxicidad por exceso de Boro.
Fuente: “How to Address Micronutrient Deficiencies” Webinar hosted by AEA. Featuring John Kempf