SEIS SECRETOS PARA EL ÉXITO EN LOS ANALISIS DEL SUELO Parte 2

LAS SEIS PROPORCIONES QUE DETERMINAN EL ÉXITO (continuación)

4. Relación Fósforo:/Zinc, obtener la cantidad correcta de los minerales relacionados con la energía

El Fósforo (P) es llamado «el mineral energético» porque es el componente fundamental del ATP (trifosfato de adenosina), que impulsa cada reacción enzimática. El ATP es, en efecto, la batería de la vida, porque las enzimas controlan todas las reacciones biológicas y la vida se detiene sin ATP. El Fósforo también es el principal mineral requerido para generar la inmunidad en las plantas, y la producción de glucosa a partir de la fotosíntesis, se basa principalmente en enzimas a base de fosfato.

Por otra parte, el Zinc (Zn) se identifica como «el micronutriente energético», porque es necesario que se encuentre en equilibrio correcto con el Fósforo para garantizar que el fosfato se active como debería. El Zinc también está relacionado con la absorción de agua y con la actividad de los organismos fijadores de Nitrógeno, y lo más importante es que se requiere para que las plantas y los microorganismos benéficos del suelo produzcan auxinas (para apoyar a la planta huésped). Las auxinas son un grupo de hormonas que proporcionan una serie de beneficios esenciales a la planta y el más importante de estos beneficios se relaciona con el tamaño de la hoja.

La hoja es el panel solar que determina el rendimiento fotosintético y el Zinc controla el tamaño de la hoja. Una deficiencia de Zinc ocasiona hojas con imperfecciones, menos producción de glucosa y una inevitable reducción del rendimiento. Es por esto que generalmente se considera que el Zinc ofrece la mejor relación costo-beneficio de cualquier micro nutriente.

Una deficiencia siempre será costosa, por lo que solucionarla es relativamente económico. La clave es aportar Fósforo y Zinc en una proporción que garantice el máximo desempeño de ambos minerales. Es importante tener en cuenta que la proporción es más importante que las cantidades y en este caso, la mejor proporción es 10 partes de Fósforo por 1 parte de Zinc (10:1).

Si, por ejemplo, el análisis de suelo reporta 30 ppm de Fósforo y 3 ppm de Zinc, ambos minerales están técnicamente deficientes, sin embargo, la proporción entre ellos es correcta (10:1). Mantener esa proporción es clave cuando se realizan enmiendas de suelo, ya que resulta contraproducente elevar los niveles de Zinc al mínimo requerido de 5 ppm (es menos costoso resolver la deficiencia del Zinc que la de Fósforo), ignorando la corrección del Fósforo. Retomando el ejemplo mencionado, la relación ideal que se tenía se vería afectada al reducirse a 6:1, lo cual es peor que no hacer alguna corrección. Si se tiene un presupuesto limitado, hay que limitar la enmienda en base a ello, asegurándose de mantener siempre la proporción Fósforo/Zinc de 10:1.

5.- Relación Potasio/Sodio, equilibrar los cationes similares

El Potasio y el Sodio son dos de los principales cationes que se almacenan en forma más abundante en los coloides del suelo. Recordemos que la «saturación de bases» en el análisis de suelo se refiere a los porcentajes relativos de los cationes básicos que incluyen Calcio, Magnesio, Potasio, Sodio e Hidrógeno, los cuales están adsorbidos en los coloides de arcilla del suelo. Idealmente, se debería tener una saturación de potasio del 3 al 5% (3% para pastos y cultivos extensivos y 5% para cultivos hortícolas más intensivos) y se requiere que el Sodio sea inferior al Potasio en al menos un 25%. El sodio nunca debe exceder el 1.5% del porcentaje total de Saturación de bases del análisis de suelo, pero lo más importante es que nunca debe haber un mayor porcentaje de Sodio que de Potasio. Si esto ocurre, las plantas pueden tener problemas para diferenciar entre ambos minerales. La planta parece asumir que, en forma natural, el Potasio estará presente en cantidades más altas, por lo que simplemente extrae el mineral que se encuentra presente en mayor porcentaje en ese momento. Si éste es el Sodio, entonces hay problemas. El Sodio modifica el potencial osmótico de las células, revienta las paredes celulares y provoca quemaduras en los bordes de las hojas. Por otro lado, la planta no tiene la cantidad necesaria de Potasio para traslocar azúcares, abrir estomas, endulzar e incrementar el tamaño de los frutos o granos, fortalecer tallos, etc. Como resultado de este desequilibrio, el cultivo sufrirá limitaciones de rendimiento y calidad. La clave es mantener siempre un mayor porcentaje de Potasio que de Sodio en términos de Saturación de bases.

La proporción ideal de Potasio/Sodio puede ser alrededor de 4:1, pero lo fundamental es garantizar que los niveles de Sodio nunca sean más altos que los de Potasio.

6.- Fierro/Manganeso, asegurar el suministro adecuado de los potenciadores inmunitarios

El Fierro y el Manganeso son micronutrientes esenciales para la resistencia de las plantas. La planta usa estos minerales para crear una gran cantidad de compuestos para defenderse de las plagas y enfermedades.  

Nuestro objetivo es garantizar que el suelo contenga más partes por millón (ppm) de Fierro que de Manganeso. Sin embargo, esta proporción nunca debe exceder 2 partes de Fierro por una parte de Manganeso (2:1), o puede provocarse una deficiencia de Manganeso. Cuando se suministran en exceso, el Fierro y el Manganeso son antagónicos entre sí, por lo que un exceso de Manganeso también puede inducir una deficiencia de Fierro. La clave es lograr el equilibrio deseable, en el que haya más Fierro que Manganeso, pero nunca en una proporción mayor de 2:1.

Si tuviéramos que ser menos específicos, lo más importante es asegurarnos de que el contenido de Fierro sea mayor que el de Manganeso en todo momento.

Ahora bien, no siempre se puede tener la certeza de que un desequilibrio de estos minerales en el suelo afectaría negativamente la absorción de cualquiera de ellos, ya que también pueden estar involucrados otros factores, incluidos el tipo de suelo, las condiciones ambientales y los niveles de materia orgánica. Esta observación realmente es aplicable a las seis proporciones previamente descritas y es por eso que siempre se sugiere el uso de análisis foliares para corroborar la existencia de un problema potencial.

En conclusión:

Si se puede trabajar para mejorar las proporciones mencionadas y monitorear su avance realizando análisis de suelo regulares, se producirán beneficios. El suelo tendrá un mejor intercambio gaseoso, la biología funcionará mejor y aumentará la resiliencia del cultivo, la absorción de nutrientes, la producción y la rentabilidad.

Fuente: “Six Secrets to Soil Test Success” (Part 2).

Graeme Sait. blog.nutri-tech.com.au

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