LOS ASPECTOS NEGATIVOS DEL NITRATO
Actualmente se sabe que una planta sana resistente a enfermedades, requiere un 75% de Nitrógeno amoniacal y un 25% de Nitrógeno nítrico. Desafortunadamente, en muchos casos esta proporción se invierte, y el suministro excesivo de Nitratos, que prácticamente se ha convertido en una característica que define la agricultura extractiva, genera una serie de aspectos negativos.
Si fertilizamos con grandes cantidades de nitrógeno soluble al momento de la siembra o trasplante, estamos orientados a llenar la planta de nitratos durante la segunda mitad del ciclo del cultivo. La nitrificación es el proceso biológico en el que el Nitrógeno amoniacal se convierte en Nitratos. Ninguna planta pequeña requiere la cantidad de Nitrógeno que a menudo se suministra como «impulsor», por lo que éste inevitable excedente, comúnmente ingresa a la planta en una etapa posterior en forma de Nitrato. Ahora bien, los Nitratos siempre se absorben con agua, por lo que cuando se suministran en exceso, se presenta una condición de dilución de nutrientes. De esta forma, la planta llena de Nitratos y deficiente en nutrientes se convierte en una atracción para el ataque de plagas y enfermedades. Esta es una inevitable ley de la Naturaleza, ya que los insectos son los recolectores de basura del planeta. Están programados para detectar la radiación infrarroja proveniente de las plantas mediante sus antenas que funcionan como sensores. Una planta sana y con un adecuado equilibrio mineral emite un flujo constante de radiación, mientras que una planta con un alto contenido de nitratos y deficiente en nutrientes, emite un flujo entrecortado de rayos infrarrojos que atrae a los insectos. “Si cultivamos “basura”, los recolectores llegan por ella”.
Algunas de las estrategias clave de manejo del Nitrógeno en la agricultura biológica incluyen la estabilización de las aportaciones de Nitrógeno (para retardar la conversión a nitratos), el uso de dosis “ideales” de aplicación de Nitrógeno para evitar la indeseable conversión a Nitratos y la optimización del Nitrógeno adicional suministrado por la biología del suelo. Pero hay un punto más que es sumamente importante y que necesita de la presencia de Molibdeno
MOLIBDENO PARA DESINTOXICACION DE NITRATOS
Los procesos de la planta que involucran la conversión de Nitrógeno amoniacal en proteínas ocurren en las raíces. Esto implica energía, por lo que las raíces envían un mensaje a la parte aérea de la planta para aumentar la fotosíntesis y de esta forma incrementar el suministro de glucosa hacia ellas. Esta es una de las razones del efecto reverdecimiento asociado con la aplicación de fertilizantes a base de amonio.
Los nitratos no se almacenan en las raíces en espera de su conversión; se mueven hacia las hojas donde se lleva a cabo el proceso necesario para convertirlos en aminas, aminoácidos y finalmente en proteínas y que implica una afectación al rendimiento. Este proceso de drenaje de energía, que involucra el 10% de la producción neta de glucosa de la planta, requiere de una enzima llamada enzima nitrato reductasa. Esta enzima depende del azufre y en forma más importante, del Molibdeno. Si este elemento es ignorado, los nitratos permanecen sin conversión en las hojas, los insectos reciben una invitación para ocuparse de la planta y los consumidores pueden comer alimentos cargados de nitratos tóxicos.
Los nitratos son una de las principales causas del cáncer; reducen la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a las células. El Dr. Otto Warburg ganó un premio Nobel por identificar el vínculo entre el anaerobismo y el cáncer y posteriormente se han publicado más de 200 artículos confirmando el vínculo del Nitrato con el cáncer.
EL ENORME POTENCIAL DEL MOLIBDENO
Ahora podemos darnos cuenta como un solo microelemento, con frecuencia descuidado, puede afectar el acceso a las
74 000 toneladas de Nitrógeno libre en la atmósfera que están sobre cada hectárea, al tiempo que además garantiza que el cultivo tenga las herramientas necesarias para convertir los nitratos destructivos en proteínas.
Este es el tipo de conocimiento significativo que posiciona al agricultor biológico para reducir exitosamente la dependencia de los productos provenientes de la industria petroquímica, ante los cambios venideros.
Si un microelemento es lo único que falta en la ecuación mineral, en ocasiones puede resultar muy productivo abordar esa escasez. W.R Lobb, en la región de Waitaki en Nueva Zelanda, llevó a cabo una sorprendente investigación que cuantificó este potencial. Lobb experimentó con leguminosas y canola tanto en suelos de arenisca como de arcilla en la región de Waitaki en la Isla Sur. Tanto en los suelos arcillosos como en los de arenisca se obtuvieron incrementos en el rendimiento de materia verde de entre 45% y 300%, y en un cultivo de canola en un bloque de arenisca, se produjeron aumentos espectaculares de materia verde consistentes en un alza de 7616 libras por acre a 53,536 libras por acre; un excepcional incremento del 603%.
Es importante mencionar que la investigación posterior ha demostrado que el cultivo debe ser deficiente tanto en Molibdeno como en Nitrógeno para responder tan extraordinariamente a una corrección mineral.
PAUTAS DE APLICACIÓN
Hay una dosis máxima de aplicación sugerida de tan solo 2.0 kg de Molibdato de Sodio por hectárea y aún a esta dosis se debe tener cuidado para evitar inducir un déficit de Cobre en los cultivos y en el ganado. Si los niveles de Cobre son marginales en el suelo, entonces el Molibdeno puede antagonizar su absorción y alcanzar el punto crítico en el que ahora el Cobre se convierte en un problema. En granjas en las que se producen cultivos extensivos o ganado y que tienen suelos con bajo contenido de Cobre, puede ser preferible remojar la semilla con una solución de molibdato de sodio al 0.1%.
Si un suelo y/o un cultivo carecen de Nitrógeno y Molibdeno, es posible que nos sorprenda gratamente la respuesta a la corrección realizada.
Referencia: “The Magic of Molybdenum” Graeme Sait
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