Cambiando la Agronomía con Biología Parte 2

¿Cómo influyen las Plantas y la Biología en la Química del suelo?

Las plantas envían señales a microorganismos específicos (bacterias y hongos del microbioma) para que liberen nutrientes que se encuentran escasos y así estos son liberados de las reservas del suelo donde se encuentran inmovilizados. Dichas señales se transmiten mediante el sistema de raíces, generalmente en forma de compuestos (exudados) y en algunos casos como señales eléctricas, pero si una planta comunica su necesidad de un mayor suministro de Fósforo, y las bacterias, micorrizas, tricodermas u otros organimos que solubilizan este elemento no están presentes, no se da ninguna liberación.

Si bien es cierto que podemos cambiar la forma en que la que manejamos nuestros suelos y nuestros cultivos a fin de crear un ambiente propicio para que la biología se recupere (la biología del suelo tiene una capacidad increíble de recuperación) y reconstruir así la población en el perfil de suelo; en muchos casos, a la población que se pretende recuperar pueden faltarle muchos  de los microorganismos esenciales para la liberación de nutrientes y  la supresión de enfermedades; de aquí la importancia del uso de inoculantes.

El uso de inoculantes es indispensable para asegurarnos de tener la disponibilidad de los distintos nutrientes de los que dependen las plantas ya que no podemos confiar solo en la condición del suelo para su liberación. La experiencia nos ha mostrado que sin aplicaciones de inoculantes no tenemos los mismos patrones de liberación de nutrientes y que cuando las bacterias u hongos necesarios están ausentes, estos permanecen en el suelo en forma compleja.

Un aspecto relevante que debemos considerar en relación con la presencia de biología en el suelo es que ésta controla y regula la bioquímica en la rizosfera (zona del suelo inmediata a las raíces). Si bien es cierto que el pH del volumen de suelo es un factor muy importante que debe manejarse de la mejor forma posible; la biología es la que regula el pH en la rizosfera, de hecho, es la que controla directamente todo lo que sucede en esta zona incluyendo la disponibilidad de nutrientes. La biología trabaja muy activamente para mantener un pH ácido (generalmente 3.5 a 4.5), a unas cuantas micras de la superficie de la raíz y así, demás de estar produciendo enzimas para desencadenar la liberación de nutrientes, genera un ambiente propicio para que los que se encuentran en forma compleja sean liberados. En este sentido sería conveniente prestar menos atención al pH del suelo y mucha más atención a la presencia de biología.

Ahora bien, los efectos biológicos de la liberación de nutrientes solo ocurren cuando los microorganismos tienen el ambiente adecuado, por lo que no importa cuántos inoculantes agreguemos ni lo que adicionemos desde la perspectiva de nutrición al cultivo para provocar cambios en los resultados del análisis de suelo, si los microorganismos no tienen el entorno apropiado, no vamos a obtener esa respuesta.

Contar con el ambiente adecuado significa tener:

1.- Un buen estado de agregación en el suelo (buena estructura).  Esto es esencial para que se establezcan y prosperen las bacterias, hongos y demás organismos que conforman su red alimentaria.

 

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2.- Un buen intercambio gaseoso, para lo cual es muy importante que el suelo tenga una estructura granular o de migajón.

Respecto al intercambio de gases y particularmente dentro de la comunidad de agricultura biológica, existe la idea de que necesitamos tener suelos aeróbicos, que estén dominados por bacterias y organismos aerobios ya que los organismos anaerobios son “malos”, producen enfermedades, degradación de materiales orgánicos y no producen sustancias húmicas estables; sin embargo, es posible que esto no sea estrictamente cierto.

Si se piensa en ambientes aeróbicos versus ambientes anaeróbicos (una forma diferente de decirlo sería ambientes oxidados versus ambientes reducidos) debe tenerse en cuenta que hay diversos tipos de bacterias y organismos que prosperan en diferentes partes dentro de este rango.

Se trata de un espectro completo, no solo es negro o blanco. Si por ejemplo se realiza laboreo del suelo o se trabaja en un sustrato para macetas, se tiene algunos grupos de bacterias o algunos organismos que pueden prosperar en ambientes extremadamente aeróbicos (muy oxidados) y lo mismo ocurre en el otro extremo del espectro; en el caso de suelos duros que están completamente compactados en los que no hay ni flujo ni intercambio de gases o bien en el caso de suelos saturados ya sea terrenos con exceso de humedad o bien campos inundados.

En estos suelos fuertemente anaeróbicos se presenta una fermentación completamente anaerobia con ninguna inclusión de oxígeno. Sin embargo, hay una parte que está en medio de este rango, es decir, no es un ambiente completamente aeróbico, ni completamente anaeróbico. Aquí se encuentra un grupo de bacterias que se denominan anaerobicas facultativas, esto significa que pueden prosperar tanto en ambientes aeróbicos como en ambientes hasta cierto punto. Esto es importante porque la gran mayoría de las bacterias y hongos benéficos(aunque particularmente las bacterias benéficas) que deseamos tener en nuestros sistemas de producción, esto es todas las bacterias supresoras de enfermedades y todas las solubilizadoras de nutrientes, pertenecen a este grupo de anaerobios facultativos.

Entonces no se trata de tener suelos que sean completamente aeróbicos, con una presencia de altos niveles de oxígeno (muy oxidados); más bien necesitamos suelos que puedan respirar libremente, es decir que tengan un buen intercambio gaseoso, porque eso significa una buena liberación de CO2 de su superficie.

Cuando se tiene un cultivo de alto rendimiento, en condiciones saludables, con una nutrición bien equilibrada y buen desarrollo, en muchos de los casos un factor limitante para lograr una fotosíntesis eficiente es la disponibilidad de CO2, por ello es muy importante que los suelos tengan un intercambio gaseoso realmente bueno, que pueda liberarse CO2 a partir de la respiración de sus comunidades microbianas y asimismo, pueda darse un flujo e intercambio de oxígeno en su perfil.

Es conveniente recordar que el oxígeno que fluye hacia el interior del suelo, no va a permanecer como gas oxígeno por mucho tiempo, de hecho, generalmente en cuestión de minutos va a ser utilizado en las reacciones químicas que involucran al Nitrógeno. El proceso de nitrificación por ejemplo, lo usará muy rápidamente, por lo que realmente no hay mucho oxígeno presente en el perfil del suelo.

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3.- Una fuente de alimento (exudados de la raíz). Este aspecto es el que nos permite manejar e impulsar la biología durante toda la temporada de crecimiento, para lo cual es necesario que las plantas fotosintetizen de la forma más eficiente posible.

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Podemos usar la biología del suelo para liberar nutrientes sin depender completamente del uso de enmiendas (hay que tener en cuenta que estos se pueden liberar sin utilizarlas). No obstante, en ocasiones hay suelos en los que es difícil desarrollar una buena biología ya que para ello primero deben corregirse algunos de los desequilibrios nutricionales que presentan, como son niveles de Magnesio muy altos y una proporción Calcio/Magnesio muy baja. En estos casos se puede llegar a tener suelos muy compactos y con  una estructura pobre (poca formación de agregados), lo mismo puede ocurrir si existen niveles altos de sodio o bien de bicarbonatos en el agua de riego. En cualquiera de estas situaciones es primordial abordar los desequilibrios bioquímicos a fin de desarrollar una estructura adecuada (granular o de migajón) que favorezca la presencia de una biología diversa y activa. Producir cultivos de cobertura y manejar la labranza de manera diferente son prácticas que contribuyen a generar un ambiente en el que la biología realmente puede prosperar, sin embargo, hay que tener presente que corregir los desequilibrios de nutrientes no significa que la biología se va a recuperar completamente por si misma, por lo que se necesita reinocular cepas especificas de los microorganismos faltantes mediante el uso de inoculantes.

Fuente: “Changing Agronomy with Biology?”
John Kempf. Advancing Eco Agriculture

 

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