(Santillán, 2022)
Actividad en Crecimiento
El impulso a la Agroecología debe de ir acompañado de políticas públicas que favorezcan que los agricultores puedan transitar de prácticas convencionales a alternativas sustentables, asegura el científico.
Este apoyo también debe de integrar a la investigación en ciencias agrícolas, la cual mayormente ha estado orientada a temas de mejoramiento genético, sin abordar las interacciones que existen en un agroecosistema real.
La agricultura orgánica certificada es el sector que más ha crecido en las dos últimas décadas y lo hace a un ritmo entre 3 a 5% anual. En 2016 se estimaron cerca de 400,000 hectáreas bajo este esquema. Se estima que la superficie actual es mucho mayor, considerando que solamente en el programa Sembrando Vida del gobierno federal se han incorporado cerca de un millón de hectáreas bajo manejo agroecológico en el país.
Sin embargo, el doctor González Esquivel destaca que la mayor parte de lo que se produce en estos esquemas se destina a la exportación, ya que todavía es muy pequeño el mercado nacional:
“Hay que trabajar mucho para consolidar esta demanda; hay sectores de la población que demandan productos orgánicos o ecológicos, pero no saben en dónde adquirirlos y al mismo tiempo hay productores que desean salir del modelo agroindustrial basado en agroquímicos y hacer la transición a una agricultura ecológica, pero tampoco saben a quién venderle sus productos; entonces, una parte muy importante es conectar consumidores y productores de manera directa, con el menor intermediarismo posible”.
Sus Investigaciones
El Grupo de Agroecología del IIES trabaja con microorganismos que están presentes en el suelo, que se pueden aislar y reproducir de manera relativamente sencilla, y evaluar su eficacia contra las plagas o enfermedades que se busque controlar.
La ventaja, señala el doctor, es que son técnicas sencillas, los organismos que se estudian están libres de patentes, porque son de distribución universal, están al alcance de todos los agricultores y son más baratos. Esto, a diferencia de los cultivos transgénicos que están patentados, por lo que el agricultor está obligado a adquirir semillas año con año.
Este grupo ha estudiado microorganismos benéficos que controlan algunas plagas del maíz como la gallina ciega, el gusano cogollero y los chapulines, tales como hongos y bacterias.
En su opinión, es necesario apoyarse en la ciencia básica para contribuir a un mejor entendimiento de las prácticas agrícolas.
“Mucho de lo que hacemos son experimentos controlados para saber qué tan viables y efectivos son contra alguna plaga o enfermedad en particular. Nos ayudamos de técnicas moleculares para saber con qué especie de microorganismo estamos trabajando. Además, el mejoramiento genético convencional sigue siendo una herramienta viable y al alcance de todos los agricultores”.
Retos por afrontar
Una de las problemáticas a las que se enfrenta la agroecología es que existen grandes corporaciones que insisten en que es necesario producir más alimentos, sin embargo, el doctor González Esquivel destaca que no es necesario aumentar la producción sino disminuir el desperdicio y favorecer el acceso a los alimentos a la población de menores recursos.
Además, es necesario reducir el uso de insumos agroquímicos y sustituirlos por insumos orgánicos, recuperar suelos degradados y erosionados, así como fomentar la agricultura urbana y periurbana, ya que se puede producir alimento en las ciudades y en las regiones aledañas a éstas.
“Enfrentamos el reto de demostrar que se puede producir sin transgénicos. Las compañías que promueven estos cultivos nos venden la idea de que solamente con transgénicos se va a poder alimentar a la población mundial… Esto es falso. La mayor parte de los alimentos que se producen en el mundo no son transgénicos, y la alternativa agroecológica es mucho más eficiente, más barata, está libre de patente y accesible para la mayoría de pequeños agricultores”.
Otro reto importante –considera– es asegurar el cumplimiento de las leyes en cuanto a la prohibición de agroquímicos altamente tóxicos. Explica que se han aprobado leyes al respecto, aunque falta su implementación, ya que hay muchos productos que están prohibidos en Estados Unidos y Europa y que en México se siguen usando y comercializando de manera ilegal.
“Hay un tremendo desconocimiento de qué hace cada producto y a los agricultores en comunidades alejadas generalmente les venden fungicidas por herbicidas, herbicidas por insecticidas… Hay mucho desconocimiento de cómo funcionan las prácticas agroecológicas y del impacto que tienen, así como de la conexión entre productores y consumidores”.
Destaca que también existen retos relacionados con la ciencia básica; algunos son conocer mejor las interacciones que hay entre microorganismos, suelo, cultivos, insectos y ecosistema. “Las interacciones son mucho más complejas de lo que parecen y hay que poner mucho énfasis en eso; se requiere más investigación al respecto”.
Referencias:
Santillán, M. L. (16 de junio de 2022). Especial Ciencia Básica: hacia mejores prácticas agrícolas. Obtenido de Ciencia UNAM: https://ciencia.unam.mx/leer/1274/especial-ciencia-basica-hacia-mejores-practicas-agricolas
