La curcumina tiene una función primordial en la protección gastrointestinal; se ha visto que inhibe la activación de varios factores de transcripción que juegan un papel clave en la inflamación de los intestinos, como son el factor nuclear Kappa-ß (NFk ß) o las ß-catequinas (TAYLOR y LEONARD, 2011). Ha sido utilizada desde tiempos ancestrales frente a gastritis o acidez ya que ayuda a aumentar la producción de mucosa y protege las paredes del estómago. También estimula el flujo biliar hacia el intestino, lo cual mejora la digestión de las grasas de la dieta. (Saiz de Cos, 2014)
El problema que tiene este metabolito secundario es su baja biodisponibilidad. Estudios en animales han mostrado que la curcumina se metaboliza rápidamente; se conjuga en el hígado y se excreta por las heces, teniendo por ello una limitación en su biodisponibilidad (DULBECCO y SAVARINO, 2013; GRYNKIEWICZ y SLIFIRSKI, 2012). Por esta razón, es necesario conjugar la curcumina con otros compuestos que pueden ser los fosfolípidos, los cuales mejoran su absorción, o sea, su biodisponibilidad y actividad (WITKIN y LI, 2013). (Saiz de Cos, 2014)
La dosis diaria recomendada es de 300 a 600 mg/día de extracto de raíz de cúrcuma estandarizado al 95% de curcuminoides, o bien incorporar la cúrcuma a nuestra alimentación diaria. Sin embargo, como en el caso de cualquier otro medicamento comercial, el uso de la cúrcuma como planta medicinal tiene contraindicaciones. La curcumina puede reforzar el efecto de los anticoagulantes y, en altas dosis, está contraindicada en caso de cálculos biliares o afecciones de toxicidad hepática grave. Se desaconseja su consumo durante el embarazo y la lactancia debido a la falta de estudios. Tampoco se recomienda su uso en menores de 18 años. En dosis demasiado elevadas puede dar lugar a irritación de la mucosa estomacal y debe evitarse en personas con úlcera gástrica o intestinal (www.vademecum.es). (Saiz de Cos, 2014)
El cultivo de la cúrcuma se establece mejor en climas con temperaturas entre los 24 y 28 °C y en lugares por arriba de los 1500 metros de altura sobre el nivel del mar. Los suelos donde se desarrolla la planta deben ser preparados limpiando las malezas que pueden obstruir su crecimiento.
Antes de establecer el cultivo es importante evaluar las condiciones del sitio, por lo que se hace un levantamiento topográfico que va de la mano con un análisis de suelo. Se deben escoger campos abiertos con muy buena iluminación. Se aconseja que la preparación para la plantación inicie en época de lluvia. Se hacen cajetes de plantación de 30 centímetros de ancho a los cuales se les aplica 2.0 kilos de composta y 300 gramos de Dolomita para tener un adecuado pH del suelo. Se debe de homogenizar bien la mezcla en el cajete, por lo que se recomienda regar para favorecer este mezclado. Cuando los cajetes estén listos, se debe tener pre-germinados los rizomas maduros que se obtuvieron de la cosecha anterior (“semilla”). Para madurar los rizomas, se requiere conservarlos aproximadamente 30 días en una zona fresca, bajo la sombra, en condiciones que les permitan emitir un brote. Una vez que tenemos ese brote, el rizoma está listo para la plantación.
La plantación se realiza utilizando las yemas que crecen en los rizomas, mismos que se ponen en el suelo de forma separada dirigiendo los brotes hacia la superficie. La distancia entre surcos debe ser de 70 centímetros y entre plantas de 30 centímetros. En cada cajete se debe abrir un hoyo de aproximadamente cinco centímetros de profundidad y de diez a quince centímetros de longitud para establecer el rizoma con la yema brotada. Se pueden hacer aplicaciones de micorrizas que favorecen el desarrollo de la raíz. Con la composta adicionada se proporciona la nutrición orgánica para la cúrcuma. Se debe tener cuidado que no falte el agua de riego para el cultivo.
El ciclo de cultivo de la cúrcuma es de aproximadamente 10 meses. Florece a los 210 días y a partir de ese momento, es necesario esperar 3 meses más para que ocurra una completa maduración de los rizomas que son la parte de interés comercial.
Es importante tener en cuenta que por ser una planta de ciclo largo demanda una gran cantidad de agua, por lo que es necesario que los surcos se establezcan en curvas a nivel, de esta forma se hace más eficiente y uniforme el riego. El pH del suelo debe estar entre los 5.1 y 6.2; ya que el establecimiento del cultivo en suelos alcalinos, pueden generar una compactación que impide el desarrollo de los rizomas. La cúrcuma es incompatible con suelos arenosos y arcillosos; por lo que el cultivo se debe de establecer en suelos francos y fértiles. (La Finca de Hoy, 2017)
A pesar de lo largo de su ciclo de desarrollo, la cúrcuma es una planta fácil de cultivar. En general, no tiene problemas sanitarios. De hecho, crece como si fuera una planta arvense. Sus hojas grandes responde particularmente bien a los fertilizantes foliares, lo que permite establecer plantaciones con altas densidades (distancia entre plantas a 15 centímetros, en vez de 30). (Sait, 2019)
Referencias:
La Finca de Hoy. (6 de Junio de 2017). Establecimiento del cultivo de cúrcuma | La Finca de Hoy. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=p3hCqzPhr-o
Sait, G. (15 de Febrero de 2019). Turmeric – Potent Protection from the Truly Amazing Curcumin Cure-all. Obtenido de Nutrition Matters: https://blog.nutri-tech.com.au/curcu-life/
Saiz de Cos, P. (2014). Cúrcuma I (Curcuma longa L.). Reduca (Biología). Serie Botánica. , 84-99

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