NUTRICIONAL EN INFESTACIONES DE ÁCAROS Parte 2

Un ejemplo de la importancia de los niveles de amonio en relación con la presencia de acaros es el caso de una huerta de duraznos en California, el cual se presenta a continuación:

Análisis de savia en DuraznosZee Lady

La imagen de la izquierda corresponde a los resultados obtenidos en el análisis de savia una vez que los acaros estuvieron presentes en el cultivo. En este caso se reportan niveles de amonio de 176 ppm en hojas jóvenes y de 93 ppm en hojas viejas. Los niveles de azucares totales son más altos de lo común (5.8 y 4.7 % en hojas jóvenes y viejas respectivamente), ya que, si tenemos ácaros en condiciones de alta temperatura foliar, generalmente el contenido de azúcares es significativamente menor al haber altos niveles de amonio.

Por otra parte, la imagen de la derecha corresponde a los resultados obtenidos en el análisis de savia realizado en 2019. Es el mismo cultivo, pero sin presencia de ácaros. Aquí se reportan niveles de amonio de 92 y 53 ppm en hojas jovenes y viejas respectivamente, aunque en bajas cantidades, todavía hay presencia de éste ion.

Lo ideal sería que los niveles de amonio estuvieran en ceros, no obstante, con estos niveles de amonio no hubo presencia de ácaros, incluso teniendo condiciones climáticas similares a las del año 2020.

Cuando consideramos los niveles de amonio existentes en un cultivo, surgen algunas preguntas:

¿Cómo es que tenemos plantas con altos niveles de amonio?, ¿Qué sucede para que el amonio aparezca?, ¿Cómo podemos prevenir esto? y, una vez que dicho catión está presente ¿Cómo podemos manejarlo? o bien ¿Cómo podemos revertir la situación?

En pocas palabras, lo que ocurre es que el amonio que proviene de algún lugar, ingresa a las plantas más rápido de lo que pueden convertirlo en proteínas completas. Hay 3 condiciones comunes que pueden hacer que las plantas acumulen amonio y son:

1.- Cuando se realizan aplicaciones excesivas de Nitrógeno (no solo en forma de amonio, sino también de urea o incluso de nitratos). Las aplicaciones de fertilizantes nitrógenados en cantidades mayores a las que la planta puede metabolizar, dependiendo de las condiciones de suelo, pueden resultar en una acumulación de amonio.    

2.- Cuando se tienen suelos muy húmedos o bien suelos saturados.

3.- Cuando se tienen altas temperaturas en el follaje. En este caso, se hace referencia a la temperatura de las hojas, no a la temperatura del aire. Con toda seguridad, las altas temperaturas del aire contribuyen a las altas temperaturas foliares, pero no hay una correlación directa. El grado de sanidad vegetal, de integridad fotosintética y de producción de lípidos puede tener un impacto significativo en la capacidad de las plantas para enfriarse. Cuanto más sana se vuelve una planta, puede permanecer más fresca en entornos muy cálidos o en condiciones climáticas muy calientes. En otras palabras, cuanto más sano se vuelve un cultivo, más fría es la temperatura de la hoja en comparación con un cultivo que no está sano (o que no está tan sano), exactamente a la misma temperatura del aire. Por ello, el criterio debería ser priorizar el manejo y la medición de la temperatura foliar en vez de la temperatura del aire.

En lo que respecta a las aplicaciones de Nitrogeno, es importante enfatizar que cuando estamos aportando fertilizantes nitrogenados debemos tener cuidado de aplicar solo la cantidad que el cultivo requiere, en lugar de poner grandes cantidades en un momento determinado. En otras palabras, de no suministrar más de lo que la planta puede metabolizar.

Cada vez que aplicamos grandes cantidades de Nitrogeno, las plantas lo absorben con mucha facilidad, y si absorben más del que pueden convertir (porque quizás no tienen suficiente azufre, o no tienen suficientes cantidades de otros minerales necesarios para activar el proceso de conversión), se producirá la acumulación de amonio en la planta (al igual que la de nitrato), lo que determina el escenario propicio para que los ácaros prosperen.

De esta forma, podemos decir que la aplicación de más cantidad de Nitrógeno del que la planta puede metabolizar y convertir en proteínas, conduce a niveles elevados de amonio en su interior.

En cuanto al contenido de humedad del suelo, este aspecto se refiere especificamente al caso de suelos saturados. Dicha condición convertirá en amonio el Nitrógeno que podría haber sido aplicado en el pasado y que aun está presente en el perfil (ya sea como Nitrógeno orgánico a partir de la composta o cualquier otra forma de Nitrógeno que se haya aplicado con anterioridad), o simplemente el Nitrógeno existente de forma natural asociado con la materia orgánica. Esto debido a que la forma amoniacal es la forma reducida del Nitrógeno mineral y en el caso de suelos saturados tenemos un ambiente muy reducido.

Cuando se tiene un suelo reducido (porque está saturado), se da una acumulación de amonio que resulta de la conversion de la mayor parte de Nitrogeno presente a la forma NH4, dicho de otra forma, la mayor parte del Nitrógeno en el suelo estará en forma amoniacal. Por esta razón, el arroz y los arándanos son aptos solo para absorber amonio, no pueden absorber nitratos ya que por su orígen están adaptados para prosperar en ambientes saturados.

La información anterior puede ser significativa para los productores que manejan riego por inundación. En este caso, es posible que de manera inmediata y en corto plazo ocurra la conversión a amonio de la mayor parte del Nitrógeno del fertilizante aplicado, y que esto produzca una descarga de amonio que tal vez solo dure de 3 a 5 días dentro de la planta, sin embargo, ese lapso puede ser propicio para que ésta acumule suficiente cantidad de amonio para producir susceptibilidad a los ácaros.

Una práctica común realizada por algunos productores frutícolas con los que hemos trabajado (particularmente de nueces), es esparcir fertilizante debajo de los árboles, o bien colocarlo en banda a lo largo de la hilera de éstos y luego regar por surcos (la banda de fertilizante se colocaría al lado del surco). De este modo, los nutrientes aplicados estarán solubilizados, pero si hay Nitrógeno presente, incluso en forma de Nitrato, y si el suelo está caliente y tiene una biología activa, el hecho de tener un ambiente temporalmente saturado en el suelo, aun por un periodo de 24 a 48 horas, ocasionará que la mayor parte del Nitrógeno aplicado se convierta a la forma amoniacal (NH4), de tal manera que se puede crear una fuerte oleada de amonio.  Esto es algo que debe tenerse muy en cuenta, ya que puede propiciar un problema al favorecer la presencia ácaros.

Fuente: “Nutrition management for mite infestations” Webinar hosted by AEA. Featuring John Kempf

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