El Silicio es un mineral importante del que la mayoría de los análisis de suelo ni siquiera verifican su existencia. Puede estimular la fotosíntesis, incrementar el contenido de clorofila y la resistencia al estrés, prevenir el acame, mejorar la fertilidad del suelo, aumentar la resistencia a la sequía y la tolerancia a la salinidad. Asimismo, puede reducir la presión por presencia de plagas y enfermedades y el daño por heladas, reducir las tasas de riego, neutralizar la toxicidad por metales pesados y contrarrestar los efectos negativos del exceso de sodio.
Este mineral generalmente escaso o carente en muchos suelos, también puede aumentar el crecimiento de las raíces, incrementar el rendimiento y mejorar la calidad del cultivo; por lo que ha sido un grave descuido haber descuido haber ignorado su presencia.
DEFICIENCIA EN UN MAR DE ABUNDANCIA
El Silicio no está clasificado como un nutriente esencial, pero en respuesta a una gran cantidad de hallazgos que destacan su importancia, quizá este estatus pueda cambiar. Es el segundo mineral más abundante en el planeta, está en todas partes. Las arcillas son aluminosilicatos (contienen oxido de aluminio y silice) y la arena en gran parte es Silicio, entonces, ¿Cómo podría haber déficit de este elemento? La respuesta radica en la forma de Silicio que ingresa a la planta. Las plantas absorben el Silicio como ácido silícico y esto es lo que falta en el suelo. Algo de lo que se ha hecho en la agricultura convencional parece haber afectado la conversión del Silicio insoluble a la forma disponible para la planta. Esto puede estarnos mostrando un desequilibrio mineral, o bien, puede que se hayan eliminado algunas de las especies de microorganismos del suelo que solubilizan el Silicio. Aún no se sabe qué provocó la deficiencia generalizada, pero lo que sí sabemos es que un suelo sano, supresor de enfermedades, debe contener 100 ppm de ácido monosilícico (que es la forma como el silicio se mide en un análisis de suelo), y muy pocos suelos se acercan a esa cantidad.
Hasta hace poco tiempo, se desconocián las múltiples funciones que desempeña este mineral. Se sabía que estaba presente en todos los suelos, pero fue sólo cuando se volvió menos disponible para las plantas, que se entendió que puede haber un vínculo entre esa pérdida y una serie de problemas de crecimiento.
Este mineral ignorado, está resurgiendo como una pieza clave en el manejo proactivo de plagas y enfermedades y la producción de alimentos ricos en nutrientes.
LA FIRMEZA CELULAR ES RESISTENCIA
La pared celular en las plantas es una barrera que es necesario romper para tener acceso al interior de la celula vegetal. Un hongo patógeno debe perforar con sus hifas dicha pared para poder consumir el nutritivo medio celular. Una vez que logra este objetivo, tiene acceso a la fuente de alimento que fomenta su proliferación, y de esta forma nace una enfermedad.
Podemos ver que hay una oportunidad obvia para detener la actividad del patógeno. ¿Qué sucede si fortalecemos esa pared celular para que las hifas se doblen y no puedan penetrarla? La respuesta es simple: la enfermedad no puede establecerse y no se propagará. Y de igual forma, ¿Por qué un insecto masticador* elegiría desgastar sus piezas bucales en plantas reforzadas con Silicio, cuando puede ir a alguna otra parte a consumir algo más suave?
Muchos artículos publicados han confirmado el potencial que tiene una buena nutrición con Silicio para aumentar la resistencia a plagas y enfermedades. Uno de ellos reportó que el Silicio soluble aplicado en “drench” tuvo un efecto inhibitorio equivalente al uso del ácido fosforoso en el manejo de Phytopthora en aguacate, sin embargo, las plantas tratadas con Silicio tuvieron raíces y copas mucho más vigorosas. En otro estudio se demostró que el Silicio ofrece un manejo efectivo de la Sigatoka negra en banano. Otros documentos señalaron su eficacia contra la Roya marrón (Puccinia melanocephala) en caña de azúcar, el mildiu polvoriento en cucurbitáceas, el marchitamiento por Fusarium en papa y el Tizón del arroz (Pyricularia grisea). Increiblemente, la planta comprende el potencial protector del Silicio, incluso si nosotros no lo hacemos. Cuando comienza una enfermedad, la planta envía todo el Silicio disponible al sitio del ataque para fortalecer las células circundantes y detener o retrasar la propagación del patógeno. Sin embargo, hay un problema, el Silicio es inmóvil una vez incorporado a la pared celular, por lo que debe haber un suministro constante para que la planta pueda utilizarlo en esos momentos. Como se mencionó anteriormente, la mayoría de los suelos contienen menos de la mitad del Silicio soluble requerido, por ello, puede haber beneficios significativos en las aplicaciones foliares de este elemento a la primera señal de una enfermedad ya que esto puede detener su propagación. Cabe mencionar que muchos productores están utilizando ésta estrategia exitosamente.
EL SILICIO Y LA ENERGÍA SOLAR
La fotosíntesis es el proceso más importante del planeta. Las plantas verdes son la única fuente de alimento y la función principal de un agricultor es el manejo eficiente de dicho proceso. El Silicio es un promotor efectivo de la fabricación de azúcares en la planta, ya que respalda la fotosíntesis en diversas formas.
La hoja es esencialmente un panel solar, cuyo envés también sirve para capturar el CO2 a medida que es expelido por las raíces y la vida del suelo. Cuanto mejor dispuesto esté ese panel, la captura de luz solar, agua y CO2 (los tres componentes de la fotosíntesis), será más eficiente. En este sentido, el Silicio fortalece el tallo y mantiene el panel en una posición ideal, siendo menos probable que la planta se “cuelgue” en condiciones cálidas y más probable que la fotosíntesis se maximize.
Los minerales son los principales protagonistas en la ecuación de la fotosíntesis. La aparición de manchas, rayas, colores pálidos y/o decoloraciones debidas a deficiencias de minerales, ponen de manifiesto un mal manejo de la clorofila. A veces, el problema no sólo es la falta de nutrientes, sino su suministro al cultivo. El Silicio puede tener un gran impacto en la absorción de minerales. El xilema y el floema son las vías que encauzan la absorción y la translocación de los minerales al interior y dentro de la planta. Estas vías están constituidas de Silicio, por lo que su funcionamiento se verá afectado en la ausencia de dicho elemento.
El Calcio es un ejemplo de un mineral muy mal translocado, que se aprovechará en forma más eficiente en la medida que las vías de nutrientes sean amplias y adecuadas.
El Boro tiene sinergia con el Calcio (puede mejorar su desempeño), pero recientemente se ha descubierto que también promueve la absorción de Silicio. El Boro solubiliza el Silicio insoluble, por lo que es una buena idea combinar Boro, Calcio y Silicio en un programa de nutrición a fin de maximizar el efecto sinérgico de los tres.
Una estrategia popular implica la aplicación de Boro al suelo a finales del invierno para activar la liberación de Silicio. Este Silicio soluble se utilizará para formar las vías (xilema/floema) que mejorarán la lenta absorción del Calcio necesario para la división celular que ocurrirá durante el flujo de primavera.