Algunos investigadores que han estudiado y tratado de entender como los productores utilizan el sistema de agronomía de Albrecht, no encuentran gran respaldo para hacer recomendaciones de enmiendas de suelo en base a la CIC y demás aspectos propuestos por dicho sistema. No obstante, muchos agricultores y agrónomos, especialmente de la comunidad de Agricultura Biológica y Regenerativa, han manifestado con firmeza haber obtenido buenos resultados al utilizarlo y hacer sugerencias de enmiendas de suelo y de fertilizantes basadas en la CIC, asi como ajustando y equilibrando el porcentaje de saturación de bases.
¿Cuáles son las diferencias? ¿Por qué los productores en la práctica están viendo buenos resultados mientras que los investigadores que están estudiando el sistema y tratando de entender cómo se hacen las propuestas y como se aplican estas enmiendas de suelo no son capaces de replicarlo?
Cuando al estudiar agronomía aprendemos como interpretar un análisis de suelo y como hacer recomendaciones en base a sus resultados, el proceso de pensamiento es lineal, de tal manera que si el análisis nos indica que tenemos X libras de deficiencia de cierto nutriente; es decir que no tenemos niveles adecuados de Calcio, Fósforo o Azufre (cualquiera que sea el caso); simplemente vamos a agregar lo que falta, no obstante, hemos visto que no es conveniente hacer recomendaciones tan lineales como solo aplicar enmiendas al suelo para suministrar los nutrientes que faltan y luego adicionar las cantidades correspondientes en función de las tasas de extracción del cultivo, sino que también debemos tomar en cuenta el impacto que su biología va a tener en la liberación y la disponibilidad de nutrientes. Este es un efecto que deberíamos considerar al hacer recomendaciones ya sea para la aplicación de enmiendas al suelo, o el uso de los fertilizantes agrícolas, en lugar de hacerlo basados en un algoritmo de cálculo que nos dice que necesitamos cierta cantidad de un nutriente específico y por lo tanto hay que aplicarla; no solo se trata de aumentar o quitar kilos.
¿Cómo cambiamos la agronomía?
Ante todo, consideramos que la biología predomina sobre a la química. La premisa básica es que mientras el suelo tenga buena biología, se puede desequilibrar la química y aún así producir un cultivo sano; sin embargo, si el suelo tiene una biología pobre o disfuncional, sin importar que tan buena sea la química, no se podrá producir un cultivo resistente a plagas y enfermedades. Cuando se trabaja en un suelo biológicamente activo, es posible superar sus desequilibros químicos.
Digamos por ejemplo que se tiene un suelo cuyo análisis reporta severas deficiencias de Potasio, Manganeso y Fósforo. Si realmente hay buena biología, aunque los niveles de estos nutrientes aparezcan muy bajos; por alguna razón en el análisis de savia las plantas no muestran deficiencias, sino que tienen niveles adecuados durante toda la estación de crecimiento (esto lo hemos visto un sinnúmero de veces).
En cultivos que presentan una alta demanda de nutrientes, una vez que las plantas entran al período de llenado de fruto empiezan a absorber gran cantidad de Potasio, lo cual ocurre en periodos muy cortos. En el caso de cultivos de tomate de muy alto rendimiento esta remoción puede ser de hasta 200-240 libras por acre (225-269 kg/ha) y aproximadamente el 80% puede ser absorbido en las ultimas 4 o 5 semanas del periodo de llenado de fruto. En este sentido hemos observado que en suelos cuyo análisis reporta bajos niveles de Potasio, (50 ppm) y en los que por alguna razón los agricultores no pudieron aplicar dicho elemento en la cantidad deseada, pero se pudo suplementar el suelo con una biología fuerte, también se obtuvo este pico de absorción de Potasio. En algunos de estos casos, hemos llegado al punto de aplicar una cantidad relativamente pequeña de los nutrientes que esperaríamos que se requirieran con base en las tasas de remoción del cultivo, ya que sabemos que siempre que se tenga buena biología los nutrientes que el cultivo necesita se pueden liberar continuamente. Por otra parte, también hemos visto lo contrario, es decir, se puede producir un cultivo en un suelo que tenga una química perfectamente equilibrada, con un porcentaje de saturación de bases de Calcio, Potasio y Magnesio correcto y niveles de Fósforo adecuados y sin embargo el cultivo puede ser un completo desastre porque la biología del suelo simplemente no está trabajando; de tal forma que, aunque el laboratorio reporte una excelente química de suelo no se puede producir un cultivo verdaderamente sano.
Algunas escuelas de pensamiento plantean un modelo que dice que nuestro objetivo como agricultores ó agrónomos debe ser lograr un análisis de suelo perfectamente balanceado y así desarrollan números y proporciones específicas que nos indican que debemos tener una saturación de Calcio del 68 al 75% y una saturación de Magnesio del 12 al 16% y que si nuestros niveles de nutrientes se encuentran en las cantidades y proporciones que proponen, los demás problemas que se presenten se resolverán por si solos. En nuestro enfoque, el principal objetivo de un agricultor es producir un cultivo sano y rentable en lugar de desarrollar un reporte de laboratorio de un suelo perfecto. Si bien es cierto que con el tiempo nuestros suelos deberán estar más acondicionados y más cercanos al equilibrio óptimo de nutrientes, éste no debería ser nuestro principal objetivo desde el inicio.
Al referirse a los niveles de Calcio en el suelo y a la forma de remineralizarlo y reequilibrarlo, Gary Zimmer* describió la enmienda de estos niveles a largo plazo. Digamos que se tiene un suelo con 50-55% de saturación de Calcio. Desde la perspectiva de la respuesta del cultivo, es mucho más efectivo realizar aplicaciones de pequeñas cantidades de este elemento durante un período prolongado; por ejemplo, aplicar 500 libras por acre (561 kg/ha aprox.) de Carbonato de Calcio (malla 200) una vez cada 12 meses durante un periodo total de 4 a 5 años, nos dará mucho más Calcio absorbible y una respuesta del cultivo mucho mejor, que aplicar 2.0 Toneladas por acre (2242 kg/ha aprox.) de una excelente piedra caliza una sola vez. Este tipo de enmiendas nos permite obtener un equilibrio ácido-alcalino además de un flujo de Calcio disponible que el cultivo puede absorber en esa temporada de crecimiento.
Habitualmente cuando se hacen recomendaciones para aplicaciones de nutrientes, el razonamiento para determinar que y cuánto aplicar es relativamente sencillo:
1.- Hay que agregar lo que falta de acuerdo a lo que reporta el análisis de suelo; por ejemplo, si no hay niveles adecuados de Potasio, Fósforo o Calcio (cualquiera que sea el caso), hay que aplicarlos.
2.- Hay que poner las tasas de remoción de NPK correspondientes al cultivo. Ante esto sería importante tener en cuenta que si se deben agregar las tasas de remoción de NPK, ¿Por qué no también se enfatiza en agregar las tasas de remoción de Calcio, Magnesio,
Azufre y de algunos de los minerales traza? ya que particularmente el Calcio, Magnesio y Azufre pueden ser absorbidos en cantidades muy sustanciales, igualando a menudo algunas de las cantidades de N, P y K en muchos cultivos.
Como podemos darnos cuenta, normalmente no se considera la posible liberación biológica de nutrientes, es decir, qué nutrientes puede liberar la biología y cómo podemos manejar esto.
En diversas ocasiones hemos observado que hay casos en los que podemos aplicar enmiendas al suelo, ya sea Calcio o Fósforo, sin obtener cambios en los resultados del análisis. ¿Cómo y por qué ocurre esto?
Un ejemplo interesante es el de una granja lechera en la zona central de Ohio cuyos análisis de suelos mostraban proporciones de Calcio y Magnesio relativamente bien equilibradas, un porcentaje de saturación de Calcio un poco bajo (aproximadamente 65%), pHs ligeramente ácidos (6.3), una CIC de 9.6 y valores de Fósforo muy bajos, lo suficiente como para que dentro del balance general de nutrientes éste se considerara el factor limitante para la producción de cultivos. En el primer análisis de suelo los valores de Fósforo eran de 23 ppm (Bray 1) y de 35 ppm (Bray 2). El productor aplicó 500 libras por acre (560 kg/ha) de roca fosfórica, hizo 4 aplicaciones durante 2 años y posteriormente realizó un análisis de seguimiento (23 meses después del primero). A pesar de las aplicaciones, los niveles de Fósforo no cambiaron, seguían en 23 ppm (Bray 1), y en 37 ppm (Bray 2), si bien hubo un ligero aumento de 2 puntos en este último dato, no se consideró suficiente como para ser estadísticamente significativo, fue esencialmente un error de redondeo. Esta granja estaba en proceso de transición a orgánica, previamente se había trabajado con manejo convencional y en ella se realizaban una variedad de prácticas tales como el uso de amoníaco anhidro, glifosato, maíz triple stack, etc. por lo que casi no había biología funcional en el suelo, como consecuencia la roca fosfórica que se aplicó no fue digerida y al no ser procesada no hubo respuesta en los niveles de Fósforo. Sabemos que había otras granjas en la misma área con un tipo de suelo parecido en las que al hacer una aplicación similar de roca fosfórica, los valores de Fósforo se moverían de 23 ppm hasta 100 ppm (Bray 1) y la única diferencia que pudimos identificar fue la presencia de biología en el suelo.
Ahora bien, el estudio de la influencia de la biología en la condición del suelo se enfoca en la identificación de los diferentes microorganismos, así por ejemplo se determina un tipo o grupo de ellos que son muy buenos solubilizadores de fósforo como es el caso de las micorrizas. Además de importante, esta información es muy útil ya que nos permite asegurarnos de contar con la biología adecuada para cubrir necesidades específicas del sistema de suelo. Sin embargo, la biología no es la que rige e impulsa el sistema; ésta es solo una consecuencia de lo que está sucediendo con el cultivo ya que en realidad son las plantas las que promueven y dirigen todo el proceso. Esto sucede por 2 razones:
1.-Las plantas pueden enviar señales a los microorganismos del suelo para liberar y atraer distintos tipos de nutrientes, por ejemplo, aumentar la liberación de Fósforo ó Calcio ó Manganeso ó Fierro. Mediante diversos mecanismos de señalización realmente ejercen un efecto en lo que está ocurriendo en la rizosfera y pueden comunicarse con microorganismos específicos para que liberen nutrientes específicos que podrían estar escasos. Se trata de un proceso de autoregulación.
2.-La biología del suelo en la rizosfera es completamente dependiente de los fotosintatos qué, como fuente de energía, se liberan en forma de exudados a través del sistema de raíces; por lo que el vigor, la actividad y la agresividad de la comunidad microbiana tienen una correlación directa con la cantidad de azúcares enviados a la raíz y liberados de esta forma. Cuanto más saludable sea la planta, más activamente va a fotosintetizar y cuánto más fotosintatos produzca, la comunidad microbiana del suelo va a ser mas fuerte.
El uso de las aplicaciones foliares diseñadas adecuadamente para incrementar la fotosíntesis, puede aumentar la cantidad total de producción de azúcar de las plantas en un factor de aproximadamente 3 a 4 X en cada fotoperiodo de 24 horas, esto carga la biología del suelo a gran velocidad. Es muy importante darle respaldo respecto a las fuentes de alimento que necesita durante toda la estación de crecimiento, para que libere los nutrientes que queremos que libere. Se pueden emplear inoculantes como una herramienta valiosa, pero para realmente activar la biología hay que prestar atención al motor fotosintético de las plantas.
Fuente: “Changing Agronomy with Biology?”
John Kempf. Advancing Eco Agriculture
