Hemos observado, particularmente en cultivos perennes como es el caso de árboles frutales (aunque también puede ocurrir en cultivos anuales), que en ocasiones presentan retraso en su crecimiento y desarrollo, y peor aún, que no responden a las aplicaciones de nutrientes y/o bioestimulantes en la forma esperada por el productor. De tal manera que, cuando se aplica este tipo de productos y se evalúa la respuesta de las plantas tanto visualmente como mediante un análisis de savia, no hay ninguna mejora.
En el trabajo realizado para tratar de entender por qué se presenta este tipo de problemas y qué se puede hacer para resolverlos, se ha encontrado que hay 3 características principales que determinan gran parte de éstos entornos adversos. Con base en ello, se pueden poner en práctica 3 estrategias tanto para cambiar y regenerar rápidamente la condición de suelo como para recuperar la salud de los cultivos:
1.– Dejar de aplicar nutrientes en exceso
Dentro de la agronomía y especialmente en lo que respecta a la nutrición vegetal, existe la idea de que ésta debe enfocarse en la aplicación de los nutrientes faltantes. Hay que hacer un análisis de suelo, un análisis foliar ó un análisis de savia y de acuerdo a los resultados obtenidos, aplicar mayor cantidad de aquellos nutrientes que se encuentren bajos, ya sea Calcio, Manganeso, Zinc, ó cualquier otro que esté en bajo nivel.
Cuando comenzamos a utilizar el análisis de savia y a observar las interacciones de nutrientes muy de cerca, nos dimos cuenta de que particularmente en el caso de los macronutrientes (Calcio, Magnesio, Azufre, Nitrógeno, Fósforo, Potasio, etc.), las deficiencias que se presentan en los cultivos (hasta en un 80% del tiempo ó más), son el resultado directo de excesos de nutrientes que el productor ha aplicado. Es decir, el exceso de algún nutriente está creando un desequilibrio y en consecuencia una deficiencia del nutriente que se encuentra bajo. De aquí que, si queremos que las plantas se recuperen rápidamente de una situación desfavorable, el primer paso es dejar de aplicar nutrientes en exceso.
2. Remediación de suelos contaminados
Cuando tenemos cultivos severamente afectados en entornos muy desfavorables, frecuentemente vemos que hay una acumulación de pesticidas en el perfil del suelo que está reprimiendo tanto su microbioma como el crecimiento y desarrollo de las raíces en forma muy fuerte.
En estos casos, inmediatamente consideramos la aplicación de un inoculante microbiano que nos permita biorremediar la contaminación del suelo debida a la presencia de fungicidas y herbicidas en el perfil, a fin de que su microbioma natural prospere adecuadamente. Existen diferentes inoculantes microbianos que tienen la capacidad de digerir y descomponer los hidrocarburos para lograr éste propósito.
Si aplicamos éste tipo de inoculantes a suelos con condiciones muy adversas y en cultivos muy afectados y realizamos un manejo adecuado (humedad, etc.), se tiene un cambio en cuestión de un par de semanas. Primero hay una extraordinaria estimulación microbiana con la que se logra un crecimiento poblacional muy rápido que a su vez viene acompañado casi simultáneamente de un abundante crecimiento de raíces, seguido de la regeneración de la parte vegetativa de la planta (dosel arbóreo o canopia).
La aplicación de inoculantes para biorremediación con el propósito de eliminar algunos de los herbicidas y de los fungicidas que pueden tener un efecto supresor en la microbiología del suelo es una pieza clave, especialmente cuando trabajamos con cultivos perennes en los que se han realizado aplicaciones continuas de algunos de estos productos durante muchos años.
3. Uso de inoculantes microbianos
Otra acción importante a realizar es la aplicación de inoculantes biológicos que no son biorremediadores pero que tienen la capacidad de liberar minerales de la matriz mineral del suelo para ponerlos a disposición de las plantas.
Está bien documentado que hay muchas bacterias y hongos que pueden promover respuestas excepcionales en los
cultivos. Lo que ha sucedido en muchos casos, cuando las comunidades de microorganismos del suelo han sido dañadas por las aplicaciones de pesticidas, es que las poblaciones biológicas que las integran, o se han vuelto inactivas (entran en dormancia) o bien pueden estar completamente ausentes; de tal manera que cuando aplicamos algunas bacterias y hongos benéficos podemos regenerar la comunidad microbiana del suelo y el resultado casi siempre es una abundante liberación de los nutrientes que se encontraban bloqueados en su perfil mineral y no estaban disponibles para la planta hasta ese momento.
En resumen, hay tres pasos a seguir:
- 1. Dejar de aplicar excesos de nutrientes que en realidad están creando deficiencias de otros nutrientes
- 2. Remediar el suelo de residuos tóxicos de productos que se han aplicado durante varios años
- 3. Aplicar inoculantes biológicos y bioestimulantes para regenerar rápidamente el perfil microbiológico del suelo
Cuando hacemos estas 3 cosas, generalmente vemos una excelente respuesta en los cultivos. Ha habido una gran cantidad de ocasiones en las que se comenzamos a trabajar con productores que han tomado la decisión de eliminar una sección de árboles porque tenían muy poca energía y en cuestión de 1 año, algunas veces en 18 meses, los árboles se logran regenerar completamente, pasando de ser el grupo de menor rendimiento a estar en el rango medio a alto.
Uno de los aspectos más sorprendentes es la increíble capacidad de recuperación que hay en estos ecosistemas naturales. Cuando tenemos suelos y cultivos en condiciones extremadamente desfavorables y les proporcionamos un entorno en el que pueden prosperar y salir de la situación en que se encuentran, los resultados pueden ser realmente espectaculares en cuanto a su rapidez de respuesta