El término “suelo sano” se utiliza para describir la condición de este recurso en relación a su capacidad para cumplir las expectativas de rendimiento y calidad en la producción de cultivos sin perder su equilibrio como ecosistema; por ello, el manejo del suelo es un aspecto fundamental para la agricultura especialmente cuando se pretende alcanzar la sustentabilidad en un sistema de producción.
A lo largo del tiempo los suelos agrícolas han sido alterados de su estado natural. La realización de prácticas de producción con el objetivo de maximizar los rendimientos y la rentabilidad, sin ponderar los efectos que se pueden ocasionar a corto, mediano y largo plazo, ha traído como consecuencia cambios en la composición de los mismos así como la pérdida de algunas de sus propiedades; de tal forma que en la actualidad se puede observar una degradación generalizada de los suelos agrícolas en forma de erosión, pérdida de materia orgánica, contaminación, desmineralización, compactación, aumento de la salinidad, etc. lo que se traduce en una considerable disminución de su capacidad productiva.
Aun cuando el objetivo del desarrollo de nuevos insumos y tecnología agrícola en las últimas décadas ha sido mejorar la producción; el uso excesivo de pesticidas y fertilizantes de síntesis química así como de la labranza tecnificada son las principales actividades que han afectado la salud de los suelos.
No debemos olvidar que el suelo es el recurso en el que se sustenta la producción agrícola y que este recurso trabajará para nosotros si nosotros trabajamos para él. De aquí la necesidad de evaluar y monitorear continuamente las condición en que éste se encuentra con el fin de integrar en nuestros sistemas de producción, prácticas que nos permitan mantener y mejorar su composición y sus propiedades.
Componentes de un suelo sano
Aunque a simple vista el suelo se ve como una unidad, hay 4 componentes básicos importantes en su conformación que son: Minerales, Agua, Aire y Materia orgánica. En la mayoría de los suelos, los minerales representan alrededor del 45% del volumen total, el agua y el aire alrededor del 25% cada uno, y la materia orgánica del 2% al 5%.
El suelo es un sistema activo conformado por las interacciones entre estos componentes y como tal responde a la actividad agrícola. Las combinaciones y proporciones entre ellos varían considerablemente y son éstas variaciones las que definen las propiedades químicas (Capacidad de Intercambio catiónico, pH, Conductividad eléctrica), físicas (textura, estructura, porosidad), y biológicas (red alimentaria del suelo) de los mismos.
En Quimcasa hemos desarrollado una línea de productos y una oferta de asesoría agrícola para todo tipo de productores con un enfoque integral partiendo de la idea de que la agricultura puede ser productiva y rentable sin tener que deteriorar la salud del suelo