
nvestigadores del Instituto Kostas de la Universidad de Northeastern desarrollaron sensores que cambian de color para indicar el estado de salud de las plantas. Esta innovación permite evaluar rápidamente si una planta está bajo estrés, tanto en hogares como en operaciones agrícolas de pequeña escala.
¿Cómo funcionan? Los sensores están basados en una reacción biológica observada en el néctar de la flor nesocodon, originaria de Mauricio, que cambia de color en respuesta a una molécula llamada prolina, indicador universal de estrés vegetal. Cuando se extrae la prolina de una hoja y se aplica sobre el sensor —hecho con sinapaldehído— éste se torna rojo si hay estrés, o permanece amarillo si la planta está sana.
Aplicación práctica. El proceso toma solo unos 15 minutos: se corta un trozo de hoja, se tritura, se le añade etanol para extraer la prolina y luego se sumerge el sensor. Es accesible y económico, lo que lo hace ideal para agricultores con recursos limitados que no pueden acceder a tecnologías como drones o análisis de laboratorio costosos.
Potencial de impacto. Los sensores fueron probados en cultivos como col, kale, coles de Bruselas y brócoli. El equipo planea ampliar el estudio a más tipos de plantas, incluyendo ornamentales o frutales. Además, se está explorando una versión biodegradable del sensor para facilitar su desecho.
Fuentes
Kayata, E. (2025, August 4). Color-changing sensors can monitor health in both houseplants and crops, helping small farms respond to stress. Phys.org. . https://phys.org/news/2025-08-sensors-health-houseplants-crops-small.html
