BIODIVERSIDAD DEL SUELO 10ma

Biodiversidad del Suelo y Agricultura Sostenible

Control de plagas y enfermedades.

Las plagas y enfermedades de las plantas representan un enorme problema para la producción agrícola, causando daños tanto cuantitativos como cualitativos a los cultivos.

Se estima que las pérdidas monetarias debidas a enfermedades transmitidas por el suelo en los Estados Unidos superan los 4 mil millones de dólares al año (Lumsden et al., 1995), y las pérdidas debidas a nematodos parásitos superan los 8 mil millones de dólares al año (Barker et al., 1994). Además, el costo de los patógenos de las plantas transmitidos por el suelo, para la sociedad y el medio ambiente, excede con creces los costos directos para los productores y consumidores.

El uso de pesticidas químicos para controlar patógenos transmitidos por el suelo ha provocado cambios significativos en la calidad del aire y el agua y ha alterado los ecosistemas naturales, lo que ha tenido como resultado efectos directos e indirectos en la vida silvestre y ha causado problemas de salud humana.

Las enfermedades de las plantas también pueden presentarse en ambientes naturales, pero rara vez proliferan y causan problemas importantes, por el contrario, la amenaza de epidemias de enfermedades en la producción agrícola es constante. Las razones de esto son cada vez más evidentes.

Las enfermedades de las plantas se presentan cuando un huésped susceptible y un patógeno causante de cierta enfermedad se encuentran en un ambiente favorable. Si no se cumple cualquiera de estas tres condiciones, la enfermedad no comienza ni se propaga. Una comunidad de suelo saludable tiene una red alimentaria diversa que ayuda a mantener bajo control las plagas y enfermedades mediante la competencia, la depredación y el parasitismo (Susilo et al. 2004).

Las enfermedades transmitidas por el suelo, frecuentemente son el resultado de una reducción en la Biodiversidad de los organismos que lo habitan. La restauración de los organismos benéficos que atacan, repelen o de algún otro modo antagonizan a los patógenos que causan enfermedades, hará que el suelo sea supresor de enfermedades.

Las plantas que crecen en suelos supresores de enfermedades, resisten las enfermedades mucho mejor que aquellas que crecen en suelos que tienen una baja diversidad biológica. Se pueden adicionar organismos benéficos directamente, o mediante un adecuado manejo agronómico, se puede hacer que el ambiente del suelo sea más favorable para ellos.

Estructura del suelo y relaciones suelo-agua.

Una estructura del suelo buena y estable es uno de los principales objetivos de los agricultores. Una estructura del suelo favorable, facilita la germinación y el establecimiento de cultivos, ayuda a prevenir el anegamiento, reduce los riesgos de escasez de agua y de sequía y maximiza la resistencia y la resiliencia contra la degradación física.

La estructura del suelo, es decir la disposición de las partículas elementales que lo conforman, está mediada por sustancias orgánicas e inorgánicas (microestructura) y por las actividades de los organismos vivos (excavaciones de meso y macrofauna, crecimiento de raíces, etc.) o por estructuras (raíces e hifas de hongos)

La macrofauna del suelo también desempeña un papel importante en la modificación de la estructura del mismo, a través de la bioturbación y la producción de estructuras biogénicas. Es fundamental tener un equilibrio adecuado entre la construcción y la destrucción de estructuras biogénicas por parte de los organismos, para prevenir procesos de degradación del suelo como la compactación (Barrios 2007).

La actividad de la macrofauna del suelo puede tener una influencia importante en la dinámica del agua y los nutrientes. En una serie de actividades experimentales llevadas a cabo en Burkina Faso, Mando et al. (1996) y Mando y Miedema (1997) demostraron que, al manejar la aplicación de mantillo orgánico y estiércol a la superficie del suelo con costras, era posible estimular las actividades de excavación y alimentación de las termitas. Los agujeros creados en la superficie del suelo ayudaron a prevenir la escorrentía y a la infiltración del agua.

También se ha demostrado que los sistemas de manejo con labranza cero o labranza mínima, al promover la actividad de los ingenieros del suelo, pueden mejorar sus características físicas.

Polinización

Dos tercios de las especies agrícolas del mundo dependen de los insectos para la polinización, lo que representa entre el 15 y el 30 por ciento de los alimentos y bebidas que consumimos.

Científicos franceses y alemanes han estimado que el valor económico mundial del servicio de polinización proporcionado por los insectos polinizadores, principalmente las abejas, fue de 153 mil millones de euros en 2005 para los principales cultivos que alimentan al mundo. Sin embargo, los servicios proporcionados por los polinizadores no se limitan a la productividad agrícola. También son clave para el funcionamiento de muchos ecosistemas terrestres porque mejoran la reproducción de las plantas nativas.

Diversas especies de insectos polinizadores (pertenecientes a Himenóptera, Coleóptera y otros órdenes de insectos) pasan parte de su ciclo de vida en el suelo. Las abejas nativas americanas, por ejemplo, se encuentran entre las más importantes.

Especies polinizadoras de cultivos y tienen tres necesidades básicas de hábitat:

• Deben tener acceso a una diversidad de plantas con épocas de floración superpuestas.

• Necesitan lugares para anidar. La mayoría de las abejas nativas son solitarias y ninguna construye las estructuras de cera o papel que asociamos con las abejas melíferas o las avispas, sino que anidan en pequeños laberintos de túneles y celdas que construyen en el suelo.

• Necesitan protección contra la mayoría de los pesticidas. Los insecticidas son principalmente de amplio espectro y, por tanto, son mortales para las abejas.

Además, el uso indiscriminado de herbicidas puede eliminar muchas de las flores que las abejas necesitan para alimentarse.

Esto demuestra la interacción positiva que se puede establecer entre la biodiversidad del suelo y la agricultura sostenible. Gracias a las limitaciones en el uso de compuestos xenobióticos e insumos externos, la agricultura sostenible garantiza un mayor nivel de biodiversidad del suelo. Al mismo tiempo, los servicios proporcionados por comunidades de suelos más complejas y saludables, retroalimentan y permiten una mayor reducción de los insumos externos que necesita la agricultura.

Así pues, la biodiversidad del suelo es de vital importancia para aumentar la sostenibilidad de la agricultura.

Referencia:

Gardi Ciro and Jeffery Simon. Soil Biodiversity. Joint Research Centre, Scientific and Technical Reports Institute for Environment and Sustainability. Land Management & Natural Hazards Unit.

Deja un comentario