Biodiversidad del Suelo y Agricultura Sostenible
Reciclaje de la Materia orgánica y humificación.
La descomposición y transformación de la materia orgánica en los ecosistemas terrestres depende esencialmente de los organismos del suelo. Este proceso catabólico es complementario a la fotosíntesis y, en términos de servicios ecosistémicos, tiene una importancia comparable. En otras palabras, podemos considerar que la actividad de “reciclaje” de la biota del suelo es tan importante como la producción de nuevos materiales orgánicos.
La descomposición implica la fragmentación física de la materia orgánica, generalmente operada por pequeños invertebrados, pero también la degradación química, la transformación y la translocación de sustratos orgánicos. La descomposición física es la primera fase del proceso, seguida por la acción de enzimas producidas principalmente
por los microorganismos del suelo.
A partir de la transformación de la materia orgánica en el suelo se produce una clase peculiar de sustancias orgánicas, el humus. Esta categoría amplia y heterogénea de compuestos orgánicos no sólo es una reserva de fertilidad del suelo a largo plazo, sino que también juega un papel esencial en la creación y estabilización de la estructura del suelo y en la regulación de las interacciones suelo-agua.
La Macrofauna del suelo, especialmente las lombrices de tierra en las regiones templadas, tiene un impacto importante en la dinámica de la materia orgánica del suelo, y el ciclo de nutrientes está determinado en gran medida por su densidad y comportamiento (Lavelle et al. 1997). Incluso en un solo grupo de organismos del suelo, como las lombrices de tierra, pueden existir hábitos de alimentación y de vida muy diferentes. Por ejemplo: las especies epigeas se alimentan y viven en la superficie del suelo y en la hojarasca; las especies anéicas se alimentan en la superficie, pero viven dentro del suelo, formando grandes redes de galerías; y las especies endogeicas viven y se alimentan dentro del suelo.
Regulación de la fertilidad y absorción de nutrientes.
La fertilidad química se puede definir como la disponibilidad de nutrientes esenciales para las plantas. Los microorganismos del suelo desempeñan un papel fundamental en la regulación de la fertilidad del suelo, aumentando los nutrientes disponibles para las plantas, especialmente Nitrógeno y Fósforo, y se ha demostrado repetidamente que tienen impactos positivos en el rendimiento de los cultivos.
El Nitrógeno, que frecuentemente es el factor limitante de la productividad agrícola, puede ser fijado por diversos grupos de microorganismos del suelo, tanto simbióticos como no simbióticos.
La fijación simbiótica de Nitrógeno, realizada por bacterias y actinomicetos, puede alcanzar hasta 400 kg de Nitrógeno por hectárea por año, mientras que la cantidad de Nitrógeno fijada por bacterias de vida libre es generalmente mucho menor.
Las micorrizas son el resultado de la simbiosis entre hongos del suelo específicos y las raíces de plantas superiores.
Hay dos tipos principales de micorrizas conocidas como endomicorrizas y ectomicorrizas (Smith y Read 1997). Las Endomicorrizas, comúnmente conocidas como hongo micorrízico arbuscular (HMA), penetran físicamente las raíces de las plantas superiores y pueden afectar directamente la adquisición de nutrientes, como Fósforo, Nitrógeno, Calcio y Magnesio. Esta simbiosis generalmente permite a la planta «explorar» un mayor volumen de suelo, aumentando varias veces la absorción de minerales. Por ejemplo, una investigación realizada con sorgo demostró que las plantas pueden aumentar la absorción de Fósforo más de cinco veces cuando los HMA están presentes en las raíces (Marshner 1995).
El manejo adecuado de la biota del suelo es primordial para la agricultura sostenible, donde la limitación de insumos externos es uno de los principios fundamentales.
Las investigaciones realizadas en la India han demostrado que el manejo adecuado de los materiales orgánicos y los organismos del suelo (en este caso, las lombrices de tierra) puede conducir a un aumento espectacular en los rendimientos del té y en la rentabilidad del cultivo (Senapati et al. 1999).
Referencia:
Gardi Ciro and Jeffery Simon. Soil Biodiversity. Joint Research Centre, Scientific and Technical Reports Institute for Environment and Sustainability. Land Management & Natural Hazards Unit.

